La consolidación del plástico inteligente

El plástico se ha convertido en un elemento habitual a nivel transaccional que continúa evolucionado con simultaneidad al avance de nuevos métodos de pago como el vía móvil.

Publicado el 25 Sep 2003

Tradicionalmente la banca viene haciendo un uso muy innovador del plástico como soporte de pago y de hecho este sector es un peso pesado en el mercado de microprocesadores para tarjetas inteligentes, que tras un año de caída volvió a repuntar experimentando en 2002 un crecimiento del 13 por ciento. Así lo revela el estudio anual de la división especializada en tarjetas y terminales de Schlumberger, según el cual el sector bancario continúa floreciendo en relación con este ámbito si bien el incremento a nivel mundial del 17 por ciento correspondiente a 2002 (181 millones de unidades) fue menor de lo esperado, en gran parte debido al retraso de algunos proyectos dado el clima económico, e igualmente se espera que en 2003 (220 millones de unidades) este porcentaje se sitúe en torno al 12 por ciento. Sin embargo se anticipa un importante repunte de cara a 2004 con unas previsiones de crecimiento cercanas al 21 por ciento y serán los nuevos desarrollos en materia de tarjetas emprendidos por este segmento, junto con los impulsados por el sector público, los que posibilitarán en gran medida que este mercado mantenga un crecimiento de dos dígito al menos durante los próximos dos años.

Entre los impulsores fundamentales del crecimiento experimentado por este mercado el pasado año se cuentan la renovación de las tarjetas de e-compra en la región de Benelux, el despliegue de tarjetas UKIS en el Reino Unido y el lanzamiento de tarjetas bancarias multiaplicación en Francia; mientras que los puntos a los que se asocia un crecimiento significativo de cara al futuro son la migración efectiva de EMV (Electromagnetic Vulnerability) en Brasil, Canadá, Japón, Corea, Malasia, Méjico y Taiwan, así como el desarrollo de numerosos proyectos en Europa central. Sin embargo y como se puso de manifiesto en un seminario organizado el pasado junio en Santander por Ingenico Iberia e IBM (ver Computing 352) parece que la adaptación del sistema español de medios de pago al estándar tecnológico EMV se retrasará al menos tres años respecto a los plazos previsto por la Unión Europea. Y es que la evolución a la tecnología desarrollada por Europay, Mastercard y Visa, que supondrá la sustitución de la actual banda magnética de las tarjetas crédito/debito por un chip inteligente, se estima que supondrá un coste superior a los 850 millones de euros, un montante que “los operadores de pago españoles no estamos dispuestos a afrontar en solitario”, como apuntaba Alfonso de la Viuda, consejero delgado del Sistema 4B.

Sin embargo y como señala el informe de Schlumberger ya se están definiendo pilotos que anticipan la carrera tanto de Italia como de España en esta arena, en la que el avance de Brasil a lo largo de este año marcará una inflexión en el horizonte de la conversión. Asimismo la migración de las tarjetas de e-compra Proton a su nueva generación Prisma con capacidades EMV de crédito y débito podría empezar de forma generalizada el próximo año. Y es que, como afirma el vicepresidente y director general de Schlumberger Smart Card, Claude Dahan, “aunque nos enfrentamos a largos ciclos de migración, gracias a la actitud proactiva de cuerpos internacionales como Visa y MasterCard, esperamos un boom en el despliegue de tarjetas inteligentes financieras que realmente aprovechen las ventajas asociadas a las facilidades que ofrecen las tarjetas multiaplicación”.

Al calor de la generalización del uso del teléfono móvil por parte de los usuarios, las entidades financieras apostaron desde muy temprano por los sistemas de pago vía móvil, cuyo potencial tampoco pasó desapercibido para las operadoras y el resto de agentes directamente involucrados, con un peso especial del comercio. Así ya en 2001 existían en España cinco proyectos de este tipo (Caixamóvil de La Caixa, Movilpago de BBVA y Telefónica, Pagomóvil de BSCH, Airtel, Auna y 4B, Paybox de Deutsche Bank y Palm Pilot de la CECA); pero como por entonces ya pronosticaba la senior manager de KPMG, Mónica Hernaz,

Sólo dos años después y tras la controvertida unión de las plataformas del BBVA y el BSCH, nacía Mobipay, que sigue compitiendo con el sistema de Visa y La Caixa, Caixamóvil, la iniciativa de la CECA y Paybox, que sobrevive tras el abandono de Deutsche Bank. Si embargo el proceso de consolidación todavía no ha finalizado en este ámbito y los analistas pronostican que a corto plazo sólo sobrevivirán dos plataformas.

El establecimiento de una masa crítica de usuarios constituye uno de los factores fundamentales para la consolidación del pago a través de dispositivos móviles, una modalidad que si bien todavía es muy minoritaria ha recibido un impulso importante con la creación de la Asociación de Servicios de Pago por Móvil, recientemente redenominada Simpay y promovida por Telefónica Móviles, Orange, T-Mobile y Vodafone con el objetivo de crear una solución abierta e interoperable para los pagos vía móvil. Y es que como apunta el CEO de Simpay, Tim Jones,”la historia de la industria de la telefonía móvil muestra que la obtención de un importante volumen de negocio sólo es posible cuando los clientes tienen la libertad de acceder e interactuar con cualquier red; nuestra misión es hacer factible esa libertad en el campo de los pagos móviles”.</em>

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Redacción Computing

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