Rural Servicios Informáticos se ha certificado en la ISO anticorrupción para culminar su proceso de búsqueda de la total transparencia bancaria. Su responsable de cumplimiento habla a Computing de las implicaciones de esta iniciativa y de los retos que ocupan a la banca en la era digital.
¿Los temas de corrupción recurrente en nuestro país han tenido algo que ver en este proyecto?
D. M. B.: Esta iniciativa no solo tiene que ver con la corrupción sino con el tema de sobornos. En las nuevas generaciones, los millennials y la generación zeta, existe una falta de confianza en la banca. La banca en general y la banca cooperativa, en concreto las cajas rurales, queremos devolver esa sensación de confianza. Uno de nuestros valores estratégicos ha sido ser banca de proximidad y queremos mantener esos atributos en esta nueva era. Al ser pioneros con la ISO anticorrupción y la ISO de la transparencia, nuestro grupo se enfrenta al desafío de sobrevivir ante grupos bancarios muchísimo mayores y ante las fintech y los dragones digitales. Por consiguiente, es uno de los valores en los que se ha basado nuestro crecimiento en la banca de confianza y queremos trasladar esa característica a la batalla digital. A medida que nuestros clientes abandonan los canales presenciales, que se siga manteniendo esta sensación de banca confiable.
¿Se trata de un movimiento aislado?
D. M. B.: Está muy alineado con la estrategia europea de toda la banca europea cooperativa. La rama tecnológica de los bancos cooperativos está fomentando mucho el compliance, pues puede ser algo diferenciador que nos aporte valor. No solo porque cumplamos con las normas, sino porque se sabe quién está detrás. No vamos a superar en tecnología a algunas fintech, no vamos a superar en tesorería a los grandes dragones (léase Apple, Samsung, Google o Facebook), que han entrado en el pago electrónico y que van a entrar fuerte en los préstamos al consumo. Con ellos no vamos a competir tampoco en tamaño ni en una mayor inteligencia artificial, pero podemos aportar confianza, transparencia y demostrar que en el mundo digital somos capaces de preservar nuestros valores fundacionales.
¿Cómo se germinó la idea de este proyecto?
D. M. B.: El proyecto se inició hace más de cinco años con la obtención -donde también fuimos pionerosde la ISO de IT Gobernance que es la 38500. A raíz esta certificación, nos vimos obligados a tener que tratar el cumplimiento normativo con el mismo rigor, método y hoja de ruta que cualquier programa de tecnología como pueda ser la plataforma de core banking, la plataforma de medios de pago o los canales digitales. Y hemos añadido otras homogolaciones como la 27001, la de continuidad, la de resolución de incidentes… Y en esta hoja de ruta, ya nos tocaba abordar los riesgos penales. La necesidad de lograr el Plan de Riesgos Penales hacía que con un poco más de esfuerzo cualitativo, podíamos conseguir la ISO ‘anti-bribery’. Vimos la oportunidad de ser los pioneros en algo, el hecho de tener todos los controles establecidos para evitar situaciones no transparentes, pues como me gusta recalcar, la corrupción toca a las personas, no a las empresas.