Unos momentos en los que el cambio tecnológico ya es irreversible, saltamos hacia una era donde la tecnología marca los pasos del negocio, e incluso se superpone sobre él, como herramienta clave de supervivencia y artífice de la innovación. La tecnología ya no es solo un área estratégica de la organización, conforma los ladrillos con los que la propia compañía se reinventa a sí misma y forja los modelos a través de los cuales puede ser más competitiva, más productiva y tener un acercamiento más acorde a un mercado tan dinámico como el actual.
Las TI han desbaratado el concepto tradicional de una empresa inamovible y de empleados calentando la silla en su puesto de trabajo (algo que se emparentaba con el PC de sobremesa); la organización de hoy es movible y flexible, los profesionales se ven obligados a desplazarse y requieren acceder a la información en cualquier ubicación. Los esquemas de la informática de consumo se han apoderado del mundo profesional, y el ecosistema de dispositivos digitales campa a sus anchas en los departamentos. De ahí que el BYOD esté contemplado como uno de los grandes retos del momento. El CIO debe gestionar una situación complicada, dispositivos de sus empleados que tienen que pasar por el aro corporativo, con todos los problemas que ello conlleva, seguridad, control de datos y accesibilidad.
El análisis de la información es su otra gran asignatura, con una explosión de datos que llueve en una espiral ciclópea. Aunque no está escrito en rojo en su agenda de prioridades, el responsable de TI tendrá que abordar el Big Data tarde o temprano, pero a ver cómo convence a su CEO de que es rentable invertir en algo cuyo retorno de la inversión resulta muy difuso a corto plazo. Social Business, BI, son otros aspectos que no debe perder de vista. Pero sobre todo, y lo que cambia su rol como CIO, es la entronización del cloud y la externalización como los grandes modelos de la empresa de hoy, que se desentiende de las grandes estructuras de TI para racionalizar el uso de los recursos en función de una demanda determinada. Ese es el gran cambio, y el CIO debe liderarlo.
