La web tiene futuro en un mundo móvil
Jesús Martínez es responsable de Comunicación de Strato España
Actualmente no dejamos de ver datos e informes que indican que el uso de Internet y la implantación de páginas web tanto de profesionales autónomos como de pequeños negocios no paran de crecer; de hecho, es uno de los pocos segmentos de mercado que arroja cifras positivas en estos tiempo económicamente tan difíciles. La tendencia en el mundo de las páginas web arroja porcentajes esclarecedores: el 40% de los usuarios que visitaron páginas web en 2012 lo hicieron desde un dispositivo móvil y el 25% de las compras en Internet se realizan ya desde un dispositivo móvil. Según datos del estudio Navegantes en la Red de la Asociación de Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), se destaca la necesidad de los usuarios de estar “permanentemente conectados” ya que el 66% de quienes se conectan por el móvil afirman que lo hacen varias veces al día, frente al 58% del año anterior. Por otra parte, los que seguimos la implantación y evolución de la movilidad en el entorno digital hace tiempo que estamos familiarizados con términos como convergencia, web responsiva, webs líquidas… Se habla mucho del futuro de las aplicaciones, del fin de la web, y un sinfín de tópicos similares más. Sin embargo, lo que sin duda se producirá es una convergencia de tecnologías y el desarrollo de webs y tiendas online optimizadas para los diferentes dispositivos móviles, junto a la creación y desarrollo de más y mejores aplicaciones como estamos viendo, pero por supuesto, no estamos ante el fin de una era como a veces se augura. Como vemos, buena parte del futuro inmediato de la web se basa en el diseño responsivo tanto de las páginas como de las tiendas online. Diseño responsivo es aquel que responde al tamaño del dispositivo desde el que se está visualizando la web, adaptando las dimensiones del contenido y mostrando los elementos de una forma ordenada y optimizada sea cual sea el soporte. La tendencia más inmediata es la evolución desde una apuesta única por desarrollos nativos y la distribución de contenidos a través de aplicaciones, hacia el rediseño de los portales clásicos incorporando diseños responsivos. Esta evolución no es más que la respuesta natural a los usuarios que demandan una experiencia consistente si se quiere contar con su fidelidad en distintos momentos del día. ¿Significa esto entonces un retroceso de las aplicaciones? Tampoco. Significa que los propietarios de los contenidos empiezan a racionalizar el uso de los canales de distribución, y que empiezan a adaptarse en función de las necesidades y de la tipología de los contenidos.
La web… ¿ha muerto? Jorge Pascual es director general de anfix
Han transcurrido más de seis meses de 2013. Pensábamos que sería un año crítico, fundamentalmente, desde dos puntos de vista: la movilidad y el cloud. Y no nos equivocamos. Pero pongamos, antes de nada, las cifras sobre la mesa. El número de conexiones a Internet desde un dispositivo móvil ha crecido un 82% en el último año y el de aplicaciones disponibles un 85%. Mientras esto ocurría, las conexiones a Internet desde un PC convencional descendían un 4%. Así, en países como la India, por ejemplo, el tráfico de Internet desde dispositivos móviles superó al que se producía desde los ordenadores convencionales en mayo de 2012. Esto nos indica por dónde van los tiros. Ya en 2010, la revista Wired anunciaba en su portada: “The web is dead”. Con esto quería decir, simplemente, que la adopción masiva de la movilidad iba a convertir a las apps móviles en las encargadas de enterrar a la web tal y como la conocemos. Esto está destapando enormes oportunidades en ambas caras de la moneda: la de los desarrolladores, ya que, aunque parezca mentira, todavía queda mucho por desarrollar; y la de las empresas y los usuarios de movilidad, porque podrán optimizar más los procesos de negocio y ahondar en la reducción de costes en pro de la productividad. Un concepto muy interesante, y que cada vez va cogiendo más fuerza es el ‘Internet de las cosas’. Comenzaremos a ver muchos elementos cotidianos conectados directamente a Internet: desde la pulsera que llevamos puesta y que envía a la nube los datos sobre calorías consumidas, nivel de actividad o metas de esfuerzo alcanzadas, hasta las zapatillas de correr o el termostato de casa. Poco a poco, todos los objetos están incorporando la electrónica necesaria para conectarse a la red. Y esto también aplica a las empresas. Como consecuencia de todo lo expuesto, ha surgido la otra gran tendencia: el cloud, que nos permite tener accesible nuestra información desde cualquier lugar, sin importar el dispositivo, y una reducción de costes importante, puesto que ya no son necesarios servidores, ni instalaciones de red, ni sistemas de backups, ni discos duros externos. Al menos no como antes. Las empresas que se han subido al carro, y aquellas que seguro lo harán -el resto-, serán las grandes beneficiadas, pues ya no invertirán ingentes cantidades de dinero en licencias o en hardware. Esto, como la web, también ha muerto. La tecnología llega para mejorar nuestras vidas, pero también nuestros negocios. El 2013, está siendo un año de cambios, uno de los mejores años para aquellos que están sabiendo ver y aprovechar las oportunidades de un panorama que se presenta móvil.
