En los últimos años se ha producido un cambio fundamental hacia la práctica de hábitos más sostenibles en las sociedades. Desde la reducción del consumo de plástico hasta el uso del transporte público, pasando por la elección de marcas que utilizan materiales sostenibles, estas iniciativas van en la dirección correcta. Pero esto no es más que la punta del iceberg. En última instancia, los consumidores y las empresas deben ser capaces de hacer más. Con la conferencia de la ONU sobre el cambio climático, la COP26 que tiene lugar en noviembre, y los países de todo el mundo sintiendo la presión que supone cumplir los compromisos de cero emisiones netas, ya no basta con hablar de sostenibilidad. Todo el mundo y todas las empresas se enfrentan al reto de reducir las emisiones de carbono. Algunos sectores industriales, como por ejemplo el del transporte, la industria manufacturera, los productos de consumo inmediato (FMCG) y el sector energético, siempre han tenido un papel relevante en la reducción de su impacto ambiental. Ahora es cada vez más importante que el sector financiero desempeñe un papel más importante en la consecución de un futuro más sostenible. Empoderando a consumidores y empresas
Los consumidores y las empresas de hoy están cada vez más concienciados con el medio ambiente a la hora de realizar sus compras, pero aún les cuesta entender qué huella de carbono producen. Al fin y al cabo, solo tienen una visión limitada sobre el impacto medioambiental de aquello en lo que gastan su dinero. Afortunadamente, el open banking ofrece una solución para que los servicios financieros contribuyan a un cambio positivo, al proporcionar una mayor claridad que permite a las personas y a las empresas ser más respetuosas con el medio ambiente.
El sector financiero maneja grandes cantidades de datos, algo especialmente evidente en el caso de los bancos orientados al consumidor. Según la Autoridad Bancaria Europea, el año pasado se produjeron 101.600 millones de transacciones (excluyendo aquellas en efectivo) en la zona euro, lo que ofrece interesantes oportunidades de análisis. Las cuentas corrientes, por ejemplo, son una fuente de información diaria: incluso de una sola transacción pueden derivarse una enorme cantidad de datos sobre el gasto en energía, viajes o compras. Al combinar, categorizar y analizar miles de millones de transacciones, el open banking permite a las entidades financieras obtener más información de los datos de sus clientes. Los bancos y las fintechs pueden identificar patrones y proporcionar a las empresas y a los particulares todo tipo de información práctica. Estos datos se pueden utilizar para ayudar a cambiar hábitos, haciendo recomendaciones para reducir la huella de carbono. Un entorno normativo más sostenible
Además de ayudar a las empresas y a los consumidores a comprender mejor el impacto que tienen sus hábitos en el medio ambiente, el open banking también puede ayudar a las empresas de servicios financieros a cumplir sus requisitos normativos en materia de sostenibilidad.
Para diciembre de 2021, todos los bancos del Reino Unido deberán haber incorporado objetivos medioambientales en su marco de riesgos. La Prudential Regulation Authority (PRA) también está buscando sistemas para identificar, supervisar, gestionar y divulgar el riesgo climático, por lo que es necesario tomar medidas de inmediato para cumplir estos objetivos. El open banking constituye una parte importante de la solución, ya que permite a los bancos conocer la huella de carbono de sus clientes particulares y empresariales y, a su vez, comprender mejor la responsabilidad climática en sus balances, lo que resulta fundamental para elaborar su informe de emisiones Scope 3. Estos avances son de especial importancia dado que el Reino Unido es el primer país del mundo en hacer obligatorias las normas de divulgación del riesgo climático global recomendadas por el TCFD (Task Force on Climate-related Financial Disclosures). Esto significa que, para 2025, todas las empresas británicas de tamaño medio y grande tendrán que informar sobre su huella de carbono, así como la de sus proveedores y clientes. El open banking tendrá un papel fundamental, ya que contribuirá a proporcionar a los bancos la información de las empresas, los proveedores y los clientes que es necesaria para ayudar a identificar los riesgos, y poder abordarlos.
Un punto de inflexión
Dado que los datos son esenciales a la hora de conseguir importantes beneficios medioambientales, está claro que el open banking puede ser un elemento que potencie este cambio, ofreciendo una alternativa para que los bancos y las fintechs ofrezcan servicios que realmente marquen la diferencia, utilizando los datos de las transacciones de una manera significativa. Con el reciente anuncio de la FCA de poner en marcha una serie de programas innovadores -TechSprints, pilotos sandbox, Green Fintech Challenge- para apoyar la transición hacia una economía de cero emisiones netas, está claro que lo que estamos viendo hoy es solo el primer paso.
Al aprovechar el open banking, los bancos se están convirtiendo en agentes del cambio. Como tal, es probable que se sigan formando asociaciones y colaboraciones intersectoriales entre los bancos y las fintechs. Estas asociaciones permitirán crear servicios que utilicen los datos de las transacciones para influir en las decisiones cotidianas y conseguir así una reducción en las emisiones de carbono. Y esto supone un importante punto de inflexión a favor de la sostenibilidad.