Aunque desde siempre los líderes de TI, junto a las organizaciones a las que representan, se han enfrentado a desafíos cada vez más complejos para conseguir sus objetivos de negocio, en los últimos años la velocidad del cambio ha aumentado sustancialmente. Y en particular, durante este año que acaba de terminar, los nuevos retos llegaron en forma de cambios en modelos comerciales, de la necesidad de flexibilidad para trabajar mucho más en remoto, de los problemas en las cadenas de suministro y, por supuesto, de la oportunidad que suponen las nuevas estrategias tecnológicas y tendencias del mercado.
Porque incluso sin una pandemia global, la organización de TI está atravesando unos niveles de disrupción sin precedentes. Según IDC, el gasto en soluciones de transformación digital continuará creciendo de manera sólida en los próximos años, con un gasto mundial que alcanzará los 6,8 trillones de dólares en 2023, y con una tasa compuesta de crecimiento anual (CAGR) del 15,5% (IDC FutureScape: Worldwide Digital Transformation 2021 Predictions).
El dilema es gestionar el presente y el futuro simultáneamente, equilibrar las necesidades urgentes de hoy con los requisitos de transformación del mañana
Estos niveles de inversión causan nervios y ansiedad, en el mejor de los casos. Muchas organizaciones consideran que sus sistemas y procesos no están suficientemente preparados para crecer rápidamente, mejorar la experiencia del cliente o evolucionar rápidamente sus modelos comerciales. Por tanto, son reacias a abordar proyectos que puedan potencialmente interrumpir o ‘estorbar’ el trabajo diario. Y aquí surge el dilema. Necesitan invertir en la transformación digital, pero esta debe funcionar desde el principio y no poner en peligro las operaciones que ya se encuentran bajo una tensión significativa. En resumen, las organizaciones deben funcionar y transformarse al mismo tiempo. ¿Pero cómo?
Presente y futuro
Mientras piensan estratégicamente a largo plazo (planificación de la transformación) o lidian con situaciones imprevistas, ordinarias o extraordinarias (como la pandemia), los líderes de TI siguen dependiendo de las inversiones que realizaron en el pasado (personas, procesos y tecnología), para el buen funcionamiento de su empresa. Pero, llegados a este punto, deben cuestionarse varios aspectos, y que son urgentes para la operación en el corto plazo:
- ¿Cómo dar soporte a las operaciones adicionales basadas en Internet y administrar el exponencialmente creciente tráfico de la red?
- ¿Cómo proteger los datos, comunicaciones y colaboración con una fuerza laboral más flexible y remota?
- ¿Cómo asegurar que los empleados, proveedores, socios y vendedores puedan acceder a las aplicaciones y los datos que necesitan, en cualquier lugar y sin interrupción?
- ¿Cómo obtener indicadores claros que permitan medir y mejorar el desempeño actual de la organización y la satisfacción de sus clientes? Aquellas organizaciones que, además, estén inmersas en la transformación que satisfará sus necesidades futuras y cambiantes, tendrán algunas preguntas adicionales:
- ¿Qué nuevas tecnologías tendrán un impacto positivo en la forma en la que hacemos negocios?
- ¿Qué nuevas experiencias exigen los clientes y cómo deberíamos ofrecerlas?
- ¿Qué conocimientos nuevos darían forma a nuestra estrategia y dónde los encontramos?
- ¿Cuáles son los nuevos procesos de negocio, las tácticas de protección y de operación que mejorarán nuestro desempeño?
Y la pregunta clave: ¿Hasta dónde podemos comprometer la operación actual con el camino de transformación que nos llevará a estar listos el día de mañana? Ese es el dilema digital: Gestionar el presente y el futuro simultáneamente, equilibrar las necesidades urgentes de hoy con los requisitos de transformación del mañana.
En Micro Focus pensamos que la solución pasa por construir sobre las fortalezas existentes: al actualizar las inversiones en TI anteriores que crearon la propiedad intelectual (IP) sobre la que prospera el negocio ahora, las organizaciones pueden mantener su negocio funcionando a corto plazo y, al mismo tiempo, transformarse para encontrar nuevas oportunidades. Es una estrategia de menor riesgo que permite a las empresas adaptarse más rápidamente, y con mucho menor coste. Sin duda, la solución óptima al dilema digital.