Días atrás Penteoreunió a una nutrida representación de CIO en un encuentro que reflexionó sobre el impacto de las TIC en el crecimiento de las empresas españolas. En definitiva, se analizó si la adopción de la tecnología mejorará la cuenta de resultados de las organizaciones. En términos generales el discurso discurrió por un terreno abonado de optimismo que debe desembocar en un futuro marcado por el cambio. Con datos puestos sobre la mesa, la firma analista argumentaba en defensa de esta tesis que un 43% de estos directivos considera que el crecimiento es su foco -frente a un 29% de un año atrás-, hecho que viene acompañado por la afirmación generalizada de que la reducción de costes ya es pasado -seguramente cierto después de los recortes efectuados en este sentido durante los últimos años-. El CIO piensa incluso que parece haberse estabilizado en el seno de su compañía y es mirado con mejores ojos por parte de la Dirección como compañero idóneo que ha sabido reaccionar ante la situación de inestabilidad económica.
La transformación de la empresa se percibe como una prioridad que debe estar liderada por el DTIC, que definitivamente tiene que subirse al carro del negocio -y eso a pesar de que su pertenencia al comité de dirección está disminuyendo-; cierta ilógica por otro lado, pretender contar con el apoyo de un área estratégica y al mismo tiempo relegarle a un segundo plano en la toma de decisiones.
El cambio de rol del CIO es un hecho que se está produciendo y en cualquier caso asumido. El protagonismo que adquirió años atrás ya no es tal; muchos de ellos perderán peso, cambiarán de funciones e incluso se verán obligados a delegar parte de sus responsabilidades a otros departamentos. Ante estos avatares podría pensarse que estamos ante el final de un ciclo.
Pero entonces, si esto fuera así, ¿quién liderará ese crecimiento del negocio que se pronostica, y que girará en torno a las TIC? Si las premisas previas se cumplieran la respuesta sería incierta. La toma de decisiones TIC debería recaer en un área especializada, otra cosa es que tenga que apoyarse en otros departamentos funcionales. El negocio no lo ve así, de hecho demuestra que tampoco da un valor estratégico a las tecnologías. El crecimiento empresarial debe basarse en parte en las TIC y el responsable de este área así lo percibe; sin embargo, lamentablemente son pocos los directivos de negocio que miran en esta dirección.
