El III Encuentro Directivas que organiza Computing está tomando fuerza y se consolida como escaparate que pulsa la trayectoria profesional de la mujer en las organizaciones. El peso que tienen estas profesionales en las cúpulas directivas está aún lejos de sus homólogos masculinos y no parece que se esté produciendo un repunte en este sentido; los datos relativos a los últimos años fijan en nuestro país porcentajes de en torno al 15% cuando hablamos de la presencia de la mujer en puestos de altos cargos de la empresa, bastante por debajo de lo que se puede percibir en otros países europeos. Esta lucha parece una batalla perdida y no tiene visos de que se produzca un cambio de rumbo algo más radical. En el citado encuentro, algunas de las voces que se escucharon apuntaban a las dificultades que siguen existiendo para alcanzar una equiparación con el género masculino tanto en posicionamiento como en retribución. Conviene subrayar este último hecho y alertar sobre esta diferencia de salarios en cargos que tienen la misma responsabilidad, un hecho que no deja en muy buen lugar a nuestra sociedad y que invita a pensar en su anquilosamiento en lo que se refiere al ámbito laboral, una parálisis absurda de su evolución. Pero la mujer también debe dar un paso al frente. No vale con reflejar ese inmovilismo quejoso, sino que tiene que exigir por todos los medios posibles ese mayor protagonismo que demanda para que sea de cumplimiento obligatorio; y se consiga equilibrar la presencia femenina en la alta dirección. A partir de ahí, tendrá muchas más opciones para conseguir esa igualdad tan ansiada. Pero por otro lado, también tendría que renunciar a nivel personal a algunas de sus responsabilidades o bien intentar compaginarlas, a lo cual no están dispuestas muchas de estas profesionales; este es un hecho latente, que está ahí pero que en ocasiones no se tiene la consideración que se debiera cuando se realizan las estadísticas y balances de turno. No es más que una cuestión de prioridades. La empresa, eso sí, debe objetivar, dejar atrás el pasado y hacer ver que no es cuestión de hombres o mujeres, sino que la clave para seleccionar a un buen directivo es la capacidad que tenga para liderar y gestionar equipos, e innovar.
Cuestión de género
La lucha de la mujer trabajadora parece una batalla perdida y no tiene visos de que se produzca un cambio de rumbo algo más radical.
Publicado el 25 May 2015
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