Las plataformas y modelos tecnológicos que están en mente de todos, en torno a IA, Machine Learning, analítica, cloud, seguridad… parecen pasar de puntillas por el ámbito de la AAPP; no es que no aborde proyectos relacionados con estas tendencias, sino que la preocupación de los responsables camina en otra dirección. IoT y smart cities son si acaso las excepciones siempre y cuando hablemos de entidades autonómicas y locales. Quizás debe de ser así; la gestión y la provisión de servicios al ciudadano se presentan como las prioridades que pone sobre la mesa y la digitalización se considera un paso obligatorio que hay que afrontar.
Las licitaciones y adjudicaciones van al alza, lo que ayuda a cerrar el círculo, aunque es cierto que depende de cada organismo que se siga una hoja de ruta u otra. Y además de ello, desde las propias entidades públicas se asegura que somos referentes europeos en iniciativas de Administración electrónica. Ante este marco, sin duda se debe ensalzar la labor que se está llevando a cabo.
Solo un pero que sigue existiendo y que podría lastrar una modernización definitiva, porque no es entendible que en demasiadas ocasiones “no haya medios suficientes de personal y recursos financieros para su ejecución”, como comentaba a Computing un directivo perteneciente al sector público. Y si la transformación digital es un imperativo, debe plasmarse en tiempo y con la calidad que se merece. Todos sabemos de esta situación, queda dar un paso más por parte de los dirigentes para asentar una administración tecnológica sin fisuras.