Con el triunfo de Barack Obama en las recientes elecciones presidenciales norteamericanas, la que ha vuelto a poner de manifiesto la trascendencia que puede tener el Big Data en el entorno empresarial. Si en 2008 la campaña de Obama reflejó la importancia de las redes sociales, ahora ha demostrado al mundo lo que puede aportar la buena gestión de volúmenes ingentes de datos cuando estos exceden las capacidades de la tecnología.
Según Eduard Farga, director de Nuevos Negocios de Ricoh, “aunque solo cinco de cada 100 compañías españolas lo utilizan, en los próximos años va a producirse un crecimiento vertiginoso del uso del Big Data. Las organizaciones pierden oportunidades de negocio si no saben sacar provecho de los datos con los que cuentan. Los canales a través de los que les llega esta información se han multiplicado en los últimos años con los social media, lo que complica las posibilidades de gestionar todo ese ingente volumen. Nos encontramos, sin duda, ante un enorme reto, ya que el buen uso del Big Data marcará la diferencia entre una compañía y otra”.
Utilizando un proceso adecuado de la información, el equipo de Obama pudo afrontar el reto de vencer en Estados como Ohio -donde su victoria no estaba clara durante buena parte de la campaña-, elegir los soportes más efectivos para insertar su publicidad o los canales adecuados para dirigir cada mensaje a sus votantes.
Por tanto, disponer de tecnologías que permitan obtener valor económico de grandes volúmenes de datos se está convirtiendo en un factor crítico que preocupa cada vez más al directivo. Según el Índice de Gobierno Documental de Ricoh 2012, el 91% de los ejecutivos se declara preocupado acerca de la creciente cantidad de datos a los que debe enfrentarse habitualmente y cómo afecta a su capacidad para gestionar los procesos fundamentales dentro de su compañía, ya que esto supone desviar el enfoque y los recursos de las actividades que realmente generan ingresos en sus negocios.