La relación entre HPE Aruba y La Universidad de La Laguna se remonta a 2015, cuando fue adquirida por HP. “Nuestra estructura de Aruba ha ido creciendo y hemos ido adoptando nuevas soluciones tanto de wifi como de aplicaciones para gestionarla”, rememora Juan Carlos Hernández, responsable de Infraestructura. Todo un caso de éxito que ha consistido en migrar el core a Aruba y hacer que todos los puntos de acceso de distintos fabricantes de que disponía esta universidad se hayan ‘unificado’ en una sola plataforma.
La razón de concentrar todo en Aruba se debe a que la Universidad de La Laguna “tiene unas necesidades de servicio wifi muy variables; tenemos los distintos escenarios con aulas de diferentes tamaños y requerimientos de caudal de ancho de banda y número de conexiones simultáneas”, continúa el director de Infraestructura. Por otro lado, en relación con los problemas inherentes a la wifi como el solapamiento de canales e interferencias, vieron que Aruba tenían soluciones que funcionaban. “Aruba estaba en el top mundial wifi y decidimos colaborar con ellos”, resume.
Con Aruba, la Universidad tiene el core, el núcleo fuerte que une todos los campus, los equipos de distribución que son los equipos situados en los edificios conectados con ese core y luego los puntos de acceso donde se conectan los usuarios. Hablamos de unos 1.700 puntos de acceso con cinco controladoras, y de un potencial de 22.000 usuarios, pero al día se conectan entre 11.000 y 12.000 usuarios diferentes y los picos oscilan entre 8.000 y 10.000, tanto estudiantes como personal docente.
Para José Carlos González, Jefe del Servicio de TIC de la Universidad de La Laguna, este proyecto persigue un objetivo claro: “con la transformación digital, la universidad está fundamentando su docencia en los campus virtuales, lo cual implica que el alumno tiene que acceder a las asignaturas, interactuar con ellas para los foros, descargar prácticas, entregar trabajos… Precisábamos una red sólida tanto de wifi como cableada que haga que sea fiable y que el alumno tenga la confianza de que va estar disponible para entregar un trabajo o cuando el profesor se acerca al aula y va a poder a acceder al contenido que va a impartir en su clase y no tenga que recurrir a un pendrive”. Por supuesto hay otras razones transversales como mejorar la gestión universitaria, o que biblioteca y secretaría tengan acceso a todos los aplicativos corporativos de forma simple y segura. Pero el principal son las 4.000 aulas virtuales de que disponen sobre las que estudian 20.000 alumnos y en las que imparten materias 2.000 profesores.
Aruba Logging Engine
En cualquier caso, para la Universidad de La Laguna, HPE Aruba es más un socio tecnológico que un proveedor y funciona en calidad de beta tester de toda su tecnología. “El primer paso era montar una estructura sólida, sobre la cual estamos desplegando aplicaciones que le dan inteligencia, como es el caso de Aruba Logging Engine (ALE) que registra todos los accesos dentro de una megamáquina con gran capacidad de almacenamiento y te permite trabajar sobre esos datos…” y hacer una especie de ingeniería con ellos y sacar conclusiones. Por ejemplo los estudiantes se quedaban parados en el hall mirando una pantalla. Para ello se han utilizado unos sensores que detectan el número de personas ubicadas en un punto determinado. Esto permite hacer un mapa de calor para comprobar por donde la gente camina, controlar el nivel de presencia en aulas… Datos que pueden se aprovechados para desplegar, por ejemplo, un plan de evacuación. Un proyecto piloto en esta línea se llevó a cabo durante un evento que hizo la universidad con actividades paralelas. “Nos preguntábamos cómo se habían desarrollado los foros. Usando el ALE, teníamos una medida exacta de qué ponencias habían gustado más, midiendo el tiempo de estancia. Medidas extrapolables a cualquier actividad como pueda ser el uso de unas canchas de paddle”, explica José Carlos González.
En cualquier caso, los datos de los alumnos son anónimos por mor del GDPR. “A nosotros no nos interesa saber la identidad de las personas. Lo bueno que tiene ALE es que solo habla de direcciones físicas de IP. Lo que queremos es saber qué número de dispositivos se han conectado a una sala y su nivel de ocupación”, abunda el Jefe de Servicios TIC. Aruba tiene otra serie de dispositivos como son sondas que la Universidad de La Laguna quiere ir incorporando y que permiten ver los servicios que prestan desde su CPD, su comportamiento, el tiempo de navegación, el tiempo que se tarda en solicitar una información de forma continua. La idea es medir el rendimiento de un servicio ya que tienes una monitorización permanente del mismo y tomar decisiones como ampliar la memoria o el parque de equipos. Una aplicación de esto es controlar la asistencia a las clases. Hay asignaturas que exigen la asistencia y con esta aplicación se erradica la necesidad de pasar lista manualmente.
En ningún caso se trata de una herramienta para controlar al profesorado, aunque podría serlo, como explica Juan Carlos González: “Soy partidario de medir de otra forma. Más que medir que el profesor está tales horas en clase o en una tutoría, el objetivo es medir la interacción en el campo virtual, descargando apuntes o introduciendo algún comentario, algo más valioso que haber llenado una pizarra con tiza. Que la propia dinámica de la clase justifique que estás impartiendo la docencia. No queremos convertir a los alumnos en robots que actúen mecánicamente para justificar su presencia”. La muestra más palpable que tanto profesorado como alumnado están asimilando el nuevo modelo es que ya empiezan a percibir que el número de conexiones al campus virtual a través de la wifi está aumentando. “Una señal visible de que están abrigando confianza en nuestro modelo de enseñanza”, resume González.