Apple y el DRM: no es lo mismo

Con su campaña “Plays for Sure”, Microsoft quiere ampliar el soporte para su tecnología DRM Janus. Esta actitud contrasta con la de Apple, acusada de anticompetitividad por negarse a licenciar su DRM FairPlay.

Publicado el 10 Feb 2005

Los eternos rivales Apple y Microsoft han vuelto a mover ficha en el mercado de la música online, con estrategias divergentes. El gigante de Redmond ha anunciado el lanzamiento de la campaña “Plays for Sure”, cuyo objetivo es garantizar que cualquier dispositivo de vídeo o audio que lleve etiquetadas esas palabras reproduce los productos legítimos de Microsoft o de cualquier otro que incorpore su tecnología de gestión digital de los derechos (DRM) Janus.

Por el contrario, la empresa de Steve Jobs ha decidido limitar el uso de su software, denominado FairPlay, a los archivos reproducidos desde sus plataformas (iPod e iTunes).

Algunos analistas temen que Apple esté repitiendo la actitud que llevó a su sistema operativo Mac OS a convertirse en una opción de minorías y a resignarse ante la hegemonía de Windows. Y es que, con su apuesta por un sistema propietario, la compañía de la manzana no sólo perdió el suculento bocado de los usuarios de ordenadores que se decidieron por unas máquinas compatibles y más económicas, sino que se cerró el acceso a una serie de mercados complementarios, como el de los periféricos. El propio John Sculley, CEO de la compañía entre 1985 y 1993, reconocía en 1992 que la empresa había perdido una oportunidad de 7.000 millones de dólares por el simple hecho de haberse negado a que sus impresoras pudieran trabajar con PCs, algo que HP supo aprovechar muy bien para hacerse con este mercado.

Ha llovido mucho desde entonces y Apple ha aprendido bastantes cosas. Para empezar, desde el mismo lanzamiento de iPod en 2001 la empresa ha sabido ganarse la simpatía del mercado. El producto volvió a demostrar el ingenio y la superioridad tecnológica de Apple, a la vez que consiguió convencer a los usuarios ¡y la industria! de que la música online podía ser legal y lucrativa. Sin embargo, a partir de 2002, el nuevo walkman se abrió a la descarga desde sistemas Windows y pronto estableció acuerdos de distribución con fabricantes de equipos como HP, que ya ha vendido 120.000 iPods, o Motorola, que instalará el software de iTunes en sus dispositivos.

En 2003, la compañía contaba ya con un 25% del mercado de descargas legales y un 60% de compradores de iPods eran usuarios de PC. Y en el último trimestre de su año fiscal (que finalizó el 25 de septiembre), Apple vendió 2 millones de iPod, un 500% más que en el mismo periodo del año pasado.

Todo apunta a que la compañía ha entendido bien el valor de abrirse a los usuarios de cualquier plataforma. ¿Por qué no abre entonces su tecnología de DRM a todos los fabricantes? Porque, aunque lo parezca, no es lo mismo que en el PC. En el mercado de los ordenadores abrir el sistema supone aprovechar y reforzar las externalidades de red: cuantos más desarrolladores trabajen sobre tu plataforma, más usuarios y más valor tendrá tu red. En el caso de la música, el valor no reside en el dispositivo en sí o en la tecnología DRM, sino en los contenidos y en el uso que de ellos hagan los usuarios. Abrir la tecnología permite a terceros desarrollar aplicaciones para utilizar los archivos de música protegidos, pero está claro que las posibles aplicaciones están más limitadas que en el caso de los ordenadores, donde funcionan desde procesadores de texto a hojas de cálculo o juegos. Es más, el control de los derechos de esos contenidos es vital para convencer al sector de ofrecer música digitalizada limitando el número de usos, y Apple, lo sabe. Por eso urge menos un estándar de gestión de derechos. Lo importante es conseguir los derechos sobre las (nuevas) canciones. Por último, y a diferencia de los tiempos de la vieja batalla PC-Macintosh, la compañía de Steve Jobs parte con una posición de ventaja mucho más pronunciada, con una cuota de mercado y un ritmo de crecimiento muy superiores a los de sus competidores, que le permiten medir bien sus pasos.

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Redacción Computing

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