El año 2022 trae consigo una mochila llena de cambios digitales que aspiran a provocar un verdadero seísmo en sectores de gran calado. Estamos en la antesala de avances muy importantes que transformarán desde cómo gestionamos nuestro dinero a cómo nos identificamos y nos relacionamos con los demás. Queda mucho trabajo por hacer tanto en desarrollo como en formación, pero está claro que el debate tecnológico no había sido tan candente desde hacía años. Estas son algunas predicciones sobre tendencias digitales para 2022.
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Nos adentramos en el metaverso
La popularidad de los tokens no fungibles (NFT) aumentó significativamente en 2021, siendo una tendencia que la mayoría de los criptonativos espera que continúe este año. En paralelo, conceptos como el metaverso han pasado a ser tendencia. La realidad es que cada vez más personas y corporaciones aceptan la posibilidad de ‘existir’ en el mundo virtual.
Para entenderlo, antes hay que preguntarse cuáles son los fundamentos detrás de los mundos virtuales descentralizados. La respuesta rápida es que el metaverso se puede considerar un ecosistema virtual donde las personas pueden replicar actividades del mundo real, lo que les permite existir como personajes digitales.
En lo que respecta a su desarrollo, el metaverso es un concepto aún incipiente, aunque con una actividad creciente. Este aumento es el resultado de ecosistemas de metaverso emergentes que ya cuentan con territorios virtuales que se pueden desarrollar o mejorar con recursos digitales.
Numerosos expertos coinciden en que el metaverso será el siguiente nivel de experiencia en Internet, probablemente más integrada e inmersiva. Crearemos y nos convertirmos en una versión digital de nosotros mismos, capaces de movernos y realizar múltiples actividades, situando nuestra identidad en un nuevo plano basado en la seguridad y confianza criptográfica.
DeFi se podrá considerar mainstream
A medida que ha ido creciendo el mercado de las criptomonedas, el debate sobre el futuro financiero ha sido intenso y, por supuesto, polémico. El protocolo blockchain está teniendo un impacto notorio en el sector de las finanzas y, claramente, su potencial va mucho más allá de las criptomonedas. Es más, cada vez más expertos apuestan por las finanzas descentralizadas o DeFi antes que por el bitcoin. Se podría afirmar que las DeFi alcanzarán el grado de mainstream en 2022.
La diferencia está en que las finanzas descentralizadas pueden dominar un campo muy importante como es el de los contratos inteligentes y los fondos de inversión criptográficos sin intermediarios. Las DeFi son parte de una tendencia tecnológica conocida como Web3, un movimiento que busca desarrollar un Internet descentralizado y libre que incluya diversos tipos de de criptoactivos, como los NFT.
Ante el auge de estas tendencias disruptivas, los reguladores ya están escudriñando el paradigma de las DeFi. Los bancos centrales tienen interés en regular este entorno ante la preocupación de que ciertos activos se estén comercializando como descentralizados cuando en realidad podrían estar atados a divisas reales y estar actuando como fondos monetarios sin regular ni capacidad de ofrecer garantías.
Hora de crear una IA ética
La inteligencia artificial promueve un valor y potencial increíbles para el desarrollo social y económico, si bien es cierto que también hay mucha exageración o hype en numerosos aspectos. Entre los distintos apartados de mejora de la IA, uno de los que está ganando cada vez más peso es la ética, o sea la creación de una IA que no tenga prejuicios, ni estereotipos y que no discrimine.
La UNESCO, por ejemplo, pide que los avances con la inteligencia artificial se lleven a cabo de forma que los resultados cumplan con el concepto de justicia, es decir, que no haga sesgos como lo haría un humano. Para lograr algo así, debe proyectarse la IA desde la llamada justicia algorítmica. Un nuevo concepto, necesitado de un marco ético, que permita desarrollos tecnológicos transparentes, que no vulnere los derechos humanos ni los ODS.
La biometría toma nuevos caminos
La biometría de voz y la biometría del comportamiento son el futuro de la autenticación. Ambas ofrecen múltiples beneficios, ya que permiten de forma fiable la autenticación remota con la consiguiente eliminación del fraude; no se trata de un sistema intrusivo, ni requiere del conocimiento de un idioma; su precisión está completamente demostrada y tiene un largo recorrido en múltiples ámbitos, tanto físicos como digitales, facilitando la omnicanalidad.
Ya estamos viendo el uso de la biometría para compartir datos con instituciones financieras sin el riesgo de que se filtren datos. Es, sin duda, la clave para detectar ataques de impostores e incluso imágenes transformadas, garantizándonos que somos dueños de nuestra información. Según vaya usándose la identidad digital en más y más servicios, ya sean públicos o privados, la biometría se irá normalizando en mayor medida hasta que nuestra convivencia sea absoluta.
Obtener el consentimiento de los usuarios es el objetivo y la generación de confianza digital es el camino. Las empresas buscarán más que nunca implementar nuevos métodos de seguridad y privacidad sin atentar directamente con la experiencia de cliente y eliminando fricciones.