Podemos decir sin temor a equivocarnos que la historia de las comunicaciones móviles es una sucesión de revoluciones. Desde aquellos primeros ‘zapatófonos’ de la década de los 80 que usaban tecnología 1G y pesaban casi un kilo hasta hoy, cuando se está implantando el 5G y los dispositivos más pesados no llegan a los 200 gramos, ha habido varios hitos relevantes. La importancia del 1G fue el simple hecho de poder hablar desde un aparato móvil; el 2G trajo la democratización y la ubicuidad, la masificación del acceso al espectro electromagnético y la reducción del tamaño de los aparatos, así como su abaratamiento; el 3G, al que acompañó la llegada de los primeros smartphones, permitió el acceso a internet desde el teléfono, mientras que el 4G, con su mayor ancho de banda, logró la equiparación de la velocidad entre el internet de casa y el del móvil.
La disrupción que en estos momentos ofrece el 5G, por su parte, es la rapidez y fiabilidad que aporta a las comunicaciones, eliminando prácticamente la latencia y ofreciendo la posibilidad de que haya hasta un millón de dispositivos conectados entre ellos en un radio de un kilómetro. Un paso más en la forma de relacionarnos y en la transformación de la sociedad que supondrá pasar de la era de las personas a la era de las cosas.
Precisamente, esas especiales capacidades provocan que sus aplicaciones no se ciñan únicamente al mundo de la telefonía, sino que también suponga una revolución para la industria. Es ahí donde la combinación de 5G, Edge Computing, robótica, Inteligencia Artificial, realidad virtual y realidad aumentada permitirá, en no mucho tiempo, dar un salto de gigante en los procesos industriales, en los que se producirá un cambio en la relación entre las máquinas y las personas. Se puede decir que el 5G es el catalizador perfecto para soluciones del sector industrial. Mejora la operativa en las plantas, creando un entorno seguro y reduciendo el número de paradas no planificadas. Reducción de tiempos, por tanto, ahorro de costes.
En este marco, en un tiempo más o menos breve habrá máquinas con la inteligencia desplazada a la red y otras que, gracias a un cambio en ella, podrán realizar funciones para las que no estaban diseñadas en un principio, lo que las convertirá, aparte de en más inteligentes, en más versátiles y asequibles. De hecho, ya estamos experimentando con prototipos en pruebas que lo demuestran, como un robot que detecta personas que no llevan mascarilla, coches con funciones de conducción autónoma exclusivamente computadas desde el exterior, gemelos digitales de factorías, avatares para formación en una fábrica o guantes mediante los que se puede transmitir el tacto y realizar operaciones a distancia, entre otros.
Precisamente, otro de los sectores que se verán más beneficiados por las ventajas de estas nuevas tecnologías será el de la salud. La práctica desaparición de la latencia aumentará la precisión de las operaciones quirúrgicas a distancia y, por tanto, el número de casos en los que se podrá utilizar esta técnica. También podrán contribuir a aplicar tratamientos más personalizados y una más rápida recuperación de los pacientes aprovechando sus capacidades de transmisión de información en tiempo real, que permitirán a los médicos un mejor conocimiento de la evolución de sus terapias y adaptar su aplicación con más agilidad. Igualmente, existen prototipos en este sector, por ejemplo, para ayudar a los pacientes con ictus en su recuperación.
Enfermos y personas mayores y vulnerables serán también los más beneficiados por la utilización de la conectividad 5G en tecnología humanitaria. Proyectos ya en pruebas como el avatar afectivo están demostrando su eficacia en el control de la medicación de las personas mayores o, simplemente, para paliar su soledad. Otros, como los drones con conectividad 5G se están probando en la búsqueda de personas perdidas en lugares de difícil acceso como apoyo tanto para los equipos humanos de búsqueda sobre el terreno como del de mando y control de la misión. En definitiva, herramientas parecidas para soluciones divergentes.
Con el 5G se da la paradoja, además, de que la oferta está llegando mucho antes que la demanda, en contra de lo que suele ser habitual. Quienes nos dedicamos al I+D estamos caminando muy por delante de las necesidades de los ciudadanos, que tampoco son conscientes de la enorme capacidad de esta tecnología para generar nuevas ideas y modelos de negocio… Y a la vuelta de la esquina tenemos ya el 6G, que nos llevará del tiempo real al tiempo inmediato.