Existe una gran diferencia en cuanto al grado de penetración del e-commerce según se trate de grandes empresas o pymes. Es aproximadamente a partir del año 2000 cuando las grandes organizaciones en España empiezan, en mayor o menor medida, a desarrollar o implantar proyectos e-commerce apoyándose en el potencial de las nuevas tecnologías ya en entornos web. Hasta entonces las iniciativas existentes se concentraban básicamente en sistemas EDI y desarrollos particulares.
Mientras que en el año 2001 el uso de alguna forma de e-commerce estaría implantado en el 85 por ciento de las grandes empresas españolas, en las pymes ese ratio no alcanzaría el 7 por ciento.
De cualquier modo y tras el tiempo transcurrido, es evidente la tendencia de las empresas a entrar en el e-commerce. Hoy prácticamente el 100 por cien de las grandes empresas ya están en el e-commerce y han arrastrado en ello a las pymes en las que el grado de penetración lo estimamos no inferior al 25 por ciento.
Los sectores en los que ya sea por el nivel de normalización de su producción, por su volumen económico o por las necesidades de gestionar su cartera de clientes, más ha penetrado el e-commerce son: la industria en las grandes series, la construcción y los servicios.
Los esquemas de relación entre empresas en la red, B2B, han variado mucho desde el pinchazo tecnológico a principios del 2001. De pensar que el B2B era un negocio en sí mismo se ha pasado a entenderlo como una herramienta al servicio del negocio convencional. Pero no una más sino una de un enorme impacto que acelera los procesos, muestra la información actual en tiempo real, las personas acceden a la información… Los mismos marketplaces han ido desapareciendo y los que han perdurado ha sido porque se han adaptado a las reglas del mercado, contrariamente a lo que algunos apuntaban en el sentido de que ellos reescribían las reglas.
Por otra parte, las transacciones en entornos seguros en la red alcanzan unos niveles de fiabilidad muy elevados que aseguran la inviolabilidad de la información. No se conocen incidencias significativas al respecto y las que se dan no se generan en entornos seguros.
Asimismo, la comunicación mediante entornos web y estándares abiertos plantea evidentes ventajas sobre las antiguas comunicaciones EDI. Destacamos principalmente la posibilidad de relacionarse con distintos clientes y proveedores a través de un sólo canal mientras que en EDI se precisa un hilo de comunicación con cada parte a comunicar. También el uso de una infraestructura existente de alcance universal, fiable y de bajo coste como es Internet.
Las ventajas que EDI podía tener en cuanto a seguridad por su comunicación cerrada punto a punto, en el caso de documentos legales o financieros está resuelto en Internet mediante la firma digital, certificada por una tercera parte independiente.
En lo que a e-Procurement se refiere, hay que distinguir dos partes: el e-Procurement en sí mismo que se refiere al proceso transaccional (solicitud de entrega, emisión y aceptación de pedido, albaranes y factura electrónica) y el e-Sourcing o estrategia de compra (gestión de proveedores y negociaciones on-line).
El grado de implantación en España es bajo con respecto a otras economías desarrolladas. Nuevamente las grandes empresas son el motor y las pymes en bastantes casos siguen con desconfianza cuando no con temor. Los marketplaces públicos han evolucionado, hay espacio para uno o dos de bienes indirectos, mientras que los sectoriales y privados han evolucionado hacia entornos colaborativos. A menudo soportan sólo el acceso mediante web a entornos transaccionales y a herramientas de negociación.
En lo que se refiere a negociación, el uso de la petición de oferta on-line se estima muy alta en las grandes empresas, entre el 50 por ciento y el 70 por ciento. Las pymes participan en ello arrastradas por sus grandes clientes. En cambio la negociación dinámica, la subasta, es muy minoritaria aunque de uso creciente. Aún permanece la cultura del “está bién pero lo mío es especial”.