El XVII Encuentro de las Telecomunicaciones de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), celebrado en Santander del 1 al 4 de septiembre, reveló las enormes dificultades que atraviesa un sector que ha sufrido los bandazos de un inestable marco de regulación, la crisis de capital que ha atenazado el crecimiento de los operadores y su inversión en redes alternativas y el aún preocupante dominio de Telefónica en la cuota de mercado.
La sensación que dejó el Encuentro organizado por la UIMP en colaboración con Aniel y la Fundación Telefónica fue que la incertidumbre aún predomina en el mercado, que ha de buscar la renovación de sus estrategias para incentivar un proceso de liberalización que se ha quedado a medias.
La falta de competencia se convirtió en uno de los puntos que centraron el debate de Santander, un argumento utilizado como principal razón del fracaso del proceso de liberalización y de la política gubernamental en que debía ampararse.
La presencia de Josep Piqué en su colofón a su etapa como ministro de Ciencia y Tecnología no se acercó ni de lejos al optimismo que transmitió un año antes cuando adelantó un buen paquete de medidas para revitalizar el sector. Sin embargo, Piqué se limitó este año a constatar la “inquietud” que todavía caracteriza al mercado y a sembrar más reticencias entre los operadores alternativos con el anuncio de un incremento en la cuota de abono mensual que Telefónica cobra a sus abonados, uno de los principales ingresos de la filial de telefonía fija del Grupo, la liberalización de precios de ADSL para el sector minoristas para 2004 y la confirmación de la liberalización de tarifas para un año después.
La decisión, aplaudida por César Alierta, presidente de Telefónica, fue inmediatamente contestada por Luis Alberto Salazar-Simpson, homólogo en Auna, que lo consideró como una “prima de salida” para el operador dominante, además de asegurar que utilizaría todas las medidas legales a su alcance para evitarlo. “Ahora estamos en un ‘semimonopolio’ en telefonía, aunque después de estas medidas vamos camino de vuelta al monopolio”.
Los principales ponentes del Encuentro se mostraron de acuerdo en la necesidad de afrontar un giro en la estrategia de los operadores que les permita adaptarse a las nuevas condiciones del mercado. “El sector de las telecomunicaciones se encuentra en puertas de una etapa de transformación, de la voz vamos a pasar a ser transmisores de todo”, afirmó César Alierta.
Aunque la telefonía móvil se encuentra cercana a la saturación y con el reto de los datos, la fija será la más afectada, con una tasa de crecimiento en retroceso. Todos apuntaron a la banda ancha como gran oportunidad y a la necesidad de desarrollar nuevas estrategias que permitan acercarse a la convergencia de servicios, siguiendo el ejemplo de las comunicaciones móviles. Desde Telefónica, la estrategia para la telefonía fija pasa por el desarrollo de la banda ancha. De hecho, los datos de ADSL son esperanzadores con casi 1,3 millones de líneas desplegadas y una inversión en el caso de Telefónica de 1.110 millones de euros. Además, extendió el reto a la extensión de la movilidad a las comunicaciones de datos y apuntó que para 2006 Telefónica espera que los datos supongan el 25 por ciento de sus ingresos.
Su principal competidor, Auna, en boca de Luis Alberto Salazar-Simpson, apuntó a la inversión en infraestructuras de red como el auténtico motor de la competencia en telefonía fija porque “sólo la competencia en redes hará posible la competencia en telecomunicaciones y el desarrollo de la Sociedad de la Información”. Además, destacó las buenas perspectivas de los “operadores integrados” como aquellos que se encuentran en mejor posición para competir.
El máximo responsable de Auna fue especialmente crítico con el proceso liberalizador llevado a cabo por el Gobierno y supervisado por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) al afirmar que hasta ahora “el modelo de competencia se ha basado en el número de operadores” casi en exclusiva, lo que ha impulsado que el proceso de selección natural sea especialmente intenso. Por eso, en su opinión el mercado “se enfrenta al reto de evolucionar de una competencia destructiva a otra más eficiente” superando el efecto de apariencia de competencia hasta ahora generado por el número de operadores.
En este sentido, Piqué afirmó que la competencia no pasa necesariamente por el número de operadores sino por la existencia de “auténticas alternativas” con capacidad financiera, por lo que vería con “simpatía que se promovieran procesos de concentración”. Salazar-Simpson se mostró escéptico sobre esta recomendación al afirmar que no serían más que “fusiones entre pobres”.
Sobre la competencia, Carlos Bustelo, presidente de la CMT, apuntó otro punto de vista al declarar que “la insuficiencia” en la falta de liberalización tiene su origen en factores “culturales”, con un mercado donde no existe conciencia de competencia suficiente y “donde se fijan demasiado en la regulación, esperando que actúa como red salvadora”.
Josep Piqué aseguró que deja su cargo con la insatisfacción de un escaso desarrollo de los concursos de las Administraciones Públicas en las telecomunicaciones, la posibilidad de una redefinición del coste del servicio universal, que pudiera ser compartido entre otros operadores además del dominante o donde se pudiera dar paso a la inversión pública. Además, adelantó el futuro lanzamiento de un Plan Estratégico para el Desarrollo de la Banda Ancha.
En un contexto de crisis de inversión y con la convergencia como clave tecnológica, desde Nortel Networks, Arturo Pradana, director de Desarrollo de Negocio y Marketing, apostó en su presentación en el Encuentro de las Telecomunicaciones por la evolución de las infraestructuras fijas hacia el concepto de redes de nueva generación que, bajo la premisa de la convergencia (datos, voz, óptico, fijo, móvil y redes públicas y privadas), permitan el despliegue de soluciones de voz sobre IP.
En concreto, para el segmento empresarial, que marca sus prioridades en la seguridad, conectividad y telefonía IP, las ventajas llegan por el ahorro medio de un 30 por ciento que se produce al utilizar soluciones de voz sobre IP, a lo que hay que sumar hasta un 50 por ciento en ahorro en instalación y en mantenimiento.