Hoy en día, no podemos conocer de forma exacta el número de coches conectados que circularán por nuestras carreteras en unos años o cuándo disfrutaremos definitivamente de los vehículos autónomos. Las estimaciones en cuanto al número de vehículos conectados que entrarán en circulación en los próximos años varían entre los 69 millones en 2020 y los 380 millones en 2021. Aunque las cifras bailen, sabemos que el automóvil se encuentra en el albor de la mayor transformación de su historia, una transformación que cuenta con la interconexión como compañera de viaje. El coche tal y como lo conocemos pasará a un segundo plano para convertirse en algo más parecido a un smartphone con ruedas, un dispositivo que entre muchas otras funciones también nos trasladará de un lugar a otro.
Los pasajeros —todos los ocupantes del vehículo en un futuro próximo, incluido el conductor — ya pueden dedicar el tiempo que dura un viaje para ver películas, leer libros electrónicos o trabajar en sus portátiles mientras todos estos dispositivos móviles están conectados al vehículo, que se está convirtiendo en un espacio más de trabajo u ocio.
El diseño actual de los vehículos conectados no solo responde a criterios de experiencia del usuario, también suponen un gran avance en seguridad. A través de la experiencia “vehicle-to-vehicle”, que permite a los coches comunicarse entre ellos, los vehículos conectados están ayudando a evitar colisiones en carretera. Además, los sistemas SOS automatizados pueden enviar datos en tiempo real a los centros que gestionan el control de los vehículos para que éstos emitan una respuesta de emergencia instantánea.
Esta transmisión de información en tiempo real genera una gran cantidad de datos. En solo una hora, un coche conectado sube unos 25GB de datos a la nube, lo que equivale aproximadamente a 12 películas en HD y supera la capacidad de almacenamiento de la mayoría de los smartphones. A medida que los coches conectados sigan evolucionando y con la llegada del vehículo autónomo, este proceso de generación de datos se multiplicará exponencialmente, lo que supone un importante reto de interconexión y seguridad. Las empresas automovilísticas se enfrentan a la necesidad de evolucionar sus infraestructuras IT para hacer frente a este crecimiento de datos.
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Manejar el uso de datos
La evolución en el sector automovilístico supondrá un aumento inaudito en la gestión y transmisión de información. Si en la actualidad algo tan simple como una videoconferencia haciendo el uso del Wi-Fi de un coche ya precisa de un gran consumo de datos, en un futro muy cercano deberemos tener capacidad de procesar en tiempo real los datos de diversas cámaras a bordo de los coches autónomos, que nos muestren información sobre el interior y el exterior del vehículo para detectar riesgos antes de que se produzcan.
Los vehículos conectados necesitan tener la capacidad de priorizar qué datos deben procesarse en el propio coche y cuáles deben ser enviados a un puesto de control. Este proceso solo puede llevarse a cabo mediante una conexión continua y de alto rendimiento con nubes, redes y partners de todo el mundo. La mayor dificultad reside en la característica principal de un automóvil: no está quieto. Los vehículos conectados no pueden depender de las infraestructuras de datos tradicionales y, por lo tanto, necesitan redefinir los límites de una red que no es estática.
La seguridad es otro de los grandes retos a los que debemos enfrentarnos. En los últimos meses ha sido noticia el ataque de hackers al software Uconnect de Fiat Chrysler Automobile, que permitió a los hackers hacerse con el control de forma inalámbrica de un jeep, desactivar su motor y sus frenos y provocar una colisión. Este fallo de seguridad fue muy mediático, pero existen más amenazas a tener en cuenta. La frecuencia de uso y los trayectos, así como el comportamiento y las preferencias de los usuarios representarán informaciones muy sensibles que deben manejarse en un entorno altamente seguro.
Soluciones de interconexión
Para que las tecnologías disruptivas orientadas a automóviles sigan prosperando, las empresas de automoción deben encontrar la manera de poder gestionar de forma segura grandes volúmenes de datos en tiempo real. Sin embargo, con las infraestructuras IT tradicionales fijas y aisladas no es posible, ya que su diseño impide ampliar el radio de acción de la red y dificulta la recopilación masiva de datos y su procesamiento.
La única forma de convertir los vehículos autónomos en una realidad al alcance de los usuarios es mediante los data centers interconectados de última generación que permiten recopilar, almacenar, procesar y analizar datos al mismo tiempo que las empresas, redes y proveedores cloud acceden a esta información de forma segura. La proximidad al edge digital reduce la latencia y mejora tanto la experiencia de usuario como la seguridad. La adopción de un enfoque basado en la interconexión y el despliegue de las infraestructuras IT en un ecosistema seguro permite a las empresas de automoción eludir el internet público, garantizado así que todos los datos de vehículos y usuarios se almacenen y analicen en un entorno seguro.
En este contexto Equinix, gracias a su plataforma formada por 200 data centers interconectados en 52 mercados internacionales, se convierte en la llave para poder recibir, enviar y procesar esos grandes volúmenes de datos en una red cuyos límites se van redefiniendo en función de la posición de los usuarios. Equinix es el lugar donde las empresas automovilísticas pueden aprovecharse de una conexión directa, con la menor latencia y los mayores estándares de seguridad.
La industria automovilística está viviendo un momento clave de su historia y es el momento de comprender que las infraestructuras IT juegan un papel fundamental para su futuro éxito. Estas compañías se enfrentan al reto de acelerar su inversión IT, ya que de lo contrario corren el riesgo de no subirse a esta nueva ola de innovación.