Europa busca superar los obstáculos de la 3G

Algunas barreras a superar en la implantación de la 3G son la viabilidad tecnológica en cuanto a la banda ancha disponible para la transmisión de datos -piedra angular de UMTS- y la interoperabilidad entre los propios dispositivos, entre otras.

Publicado el 24 Oct 2001

Con una posición de reconocido liderazgo junto a Japón en los servicios de telefonía móvil, Europa dispone de una posición privilegiada para acometer el desarrollo de la tercera generación. Sin embargo, aún ha de superar una serie de obstáculos.

A su favor juegan factores como una media de penetración del 65 por ciento entre los países de la Unión Europea y del 36,2 por ciento si se tiene en cuenta los porcentajes en Rusia y los países del Este.

Con este panorama, lo lógico es que los países que cuentan con un mayor grado de utilización de la telefonía móvil sean también los que gocen de cotas de madurez más elevadas, con la mayoría de los operadores ofreciendo servicios avanzados, como navegador web, mensajería y transmisión de datos.

Sin embargo, el pasado año las perspectivas para el desarrollo de la 3G se vieron ensombrecidas por las enormes cantidades económicas que tuvieron que desembolsar por el pago de licencias UMTS. Incluso operadores como Deutsche Telekom e British Telecom han llegado a cuestionar la rentabilidad de la nueva generación de telefonía móvil. De hecho, al pago por las licencias hay que sumar los gastos de despliegue de red, que según estimaciones de IDC, superarán más de 78.000 millones de dólares (84.000 millones de euros) hasta el año 2004. Las dificultades económicas derivadas del mal momento que atraviesan las telecomunicaciones en los mercados bursátiles han limitado las posibilidades de los operadores hasta el punto de buscar nuevas fórmulas para llevar a cabo el despliegue de la red. Así, muchos se están planteando compartir infraestructuras -incluyendo las propias operadoras españolas- siguiendo el camino ya iniciado por las compañías de los países escandinavos. Otra opción pasa por la externalización de la infraestructura de red (principalmente las torres), un modelo ya propuesto en España por compañías como Bucle21 y Tradia.

Pero, además del despliegue de la red, los operadores de la tercera generación aún tienen que superar otra serie de dudas que están ensombreciendo el panorama de la tercera generación. El más grave de ellos será la viabilidad tecnológica -por lo menos en lo que se refiere a una primera fase- en cuanto a la banda ancha disponible para la transmisión de datos -piedra angular de UMTS- y a la interoperabilidad entre los propios dispositivos, según considera la consultora eMarketer.

La otra gran incógnita se centra en saber si las masivas inversiones en infraestructura y marketing se verán compensadas a la hora de los ingresos, para lo que los operadores deberán saber migrar a su cartera de cliente hacia los nuevos servicios de datos ofrecidos por la 3G. Sin embargo, algunos expertos tienen sus dudas al respecto. De hecho, según estimaciones de The Yankee Group, el lanzamiento de los servicios de tercera generación supondrá a los operadores europeos una media de 120.000 pesetas (738,88 euros), a lo que sumar que en un elevado número de países, gran parte de los usuarios móviles son de prepago.

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Redacción Computing

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