¿Es la eficiencia del BYOD una promesa vacía?

Javier Martínez, director técnico de NetApp, nos cuenta en este artículo de opinión cómo la supuesta eficiencia que conlleva el BYOD no se ha analizado con tanto detalle.

Publicado el 24 Jul 2013

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En teoría, la tendencia BYOD (Trae tu propio dispositivo, por sus siglas en inglés) es difícil de vencer. En un momento en que la actividad empresarial está globalmente interconectada y se desarrolla durante las 24 horas del día los siete días de la semana, existe una mayor presión y más expectativas para seguir el ritmo y conseguir resultados.

De repente, tenemos las herramientas y la tecnología necesarias para cumplir los increíbles retos que plantean estas nuevas realidades. Y, lo que es más, esas herramientas son asequibles, extremadamente potentes y ubicuas, de hecho, es muy probable que todos tengamos una al alcance de la mano en este preciso instante. Gracias a los smartphones y a las tablets, es posible aprovechar las oportunidades en el momento en que se presentan, evitar las crisis y ajustar la estrategia en cuanto es necesario. Además, como todo el mundo tiene uno de estos dispositivos y los utiliza a diario, ahora pueden integrar su actividad profesional con su vida personal para conseguir unos niveles extraordinarios de eficiencia y conexión. ¿Qué podría salir mal? Lamentablemente, muchas cosas.

Mientras que los riesgos y los posibles inconvenientes del BYOD están bien documentados, la supuesta eficiencia que conlleva no se ha analizado con tanto detalle. Al echar un vistazo global a las interrupciones causadas tanto a nivel individual como en toda la empresa, así como a las mayores prisas por proteger los datos en el momento de su adopción, parece que el BYOD se limita a ser una ilusión de conectividad y eficiencia.

A medida que el estilo de vida digital y móvil invade la empresa, el lugar de trabajo se convierte en un auténtico enjambre abarrotado de dispositivos móviles. Se espera que los empleados sean productivos en cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquier dispositivo, y el hecho de que ese dispositivo sea propio o corporativo parece una trivialidad. Después de todo, ¿no es el trabajo lo que importa?

Efectivamente, y ese es el motivo por el que una organización entera con personas utilizando distintos dispositivos móviles, todos ellos con plataformas, preferencias, protocolos de seguridad y versiones de sistemas operativos diferentes, no es tan efectiva como los usuarios se creen. Además, como confirmarán los empleados que intenten pasar archivos PowerPoint, Word o Flash entre Galaxy Notes, Androids y iPads, esto tampoco es muy eficaz. ¿Qué sentido tiene utilizar tu propio dispositivo para trabajar si no puedes ver tus archivos de trabajo de manera fácil y segura en él?

Aparte de todo lo frustrante que puede ser el BYOD a nivel individual, crea unos problemas inconmensurablemente mayores para los responsables de gestionar su adopción. Losequipos de TI tienen que esforzarse por garantizar la seguridad de los datos y responder a un aumento sin precedentes de los tickets de asistencia técnica a causa de dispositivos no compatibles, así como buscar soluciones para evitar la puesta en peligro de los datos y las pérdidas de información constantes, todo ello en tiempo real. En un entorno de trabajo donde el número de dispositivos personales aumenta día a día, cada vez más organizaciones están descubriendo que establecer soluciones para responder a los retos que plantea el BYOD se ha convertido de repente en una prioridad fundamental.

Elaborar una política BYOD puede ser como entrar en una habitación llena de espejos, ya que cada pregunta genera muchas otras. En lugar de perderse en ese complejo laberinto, las organizaciones que traten de agilizar el proceso de establecer una política BYOD deben centrarse en dos retos principales: cómo ofrecer acceso seguro a los datos corporativos y cómo controlar la pérdida de datos, sobre todo, la derivada del uso de soluciones no seguras de nivel de consumidor.

Aunque está claro que el BYOD presenta muchos retos, también ofrece unas oportunidades increíbles, y el hecho de que plantee unos u otras depende del modo en que se gestione la política, tanto a nivel individual como corporativo. Las empresas que se esfuercen por conectar a su personal, dispositivos y datos de manera fluida y sin poner en riesgo la seguridad de la tecnología conseguirán unos niveles muchos mayores de cobertura y eficiencia. Con la planificación, la diligencia y la comunicación apropiadas, muchas empresas pueden convertir la enorme promesa del BYOD en una poderosa realidad estratégica.

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Redacción Computing

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