Tras apenas tres meses desde que iniciara su trayectoria operativa, Alúa, que nace con vocación de convertirse en un carrier de carrier, ya cuenta con seis clientes en un mercado con un potencial que realmente no supera los 30.
El plan de Alúa consiste en implantar una serie de nodos -actualmente dispone de 30 ellos llamados raíces en Madrid, con un coste de instalación de cerca de 10 millones de pesetas- para cubrir las principales zonas de negocio de las ciudades españolas ofreciendo capacidad de hasta 622 Mbps por cada edificio cliente. Utilizando la base de estos nodos raíces, Alúa despliega, en cada edificio donde reside un cliente, otro nodo desde el que implanta un cable para llevar ancho de banda bajo demanda hasta los puestos de cliente. Actualmente, el carrier de carrier dispone de más 9.000 edificios bajo cobertura en Madrid, que en un máximo de tres semanas se podrían conectar a la red.
La red de nodos inalámbricos de Alúa se conectan a una infraestructura de fibra oscura terrestre -se ha contado con Unión Fenosa, Iberdrola y el Metro de Madrid- con cinco anillos y más de 100 kilómetros, que para después del verano se espera ampliar en 40 adicionales.
Según señala Francisco Ros, presidente y consejero delegado de Alúa, es el único operador que comercializa este tipo de tecnología a nivel mundial, si bien en Japón y Estados Unidos ya hay algunos que están realizando pruebas.
Aunque por el momento sólo ofrece servicios en Madrid, antes de final de año espera estar operativo también en Barcelona, Valencia, Zaragoza y Sevilla, además de que ya cuenta con licencias en los principales países europeos (Reino Unido, Alemania, Suiza, Holanda y Suecia), siendo los dos primeros los mercados prioritarios, según explicó Francisco Ros. Además, el operador tiene solicitadas también licencias en Francia e Italia.
Alúa sólo ofrece sus diferentes servicios a las operadoras siendo éstas las que revenden esa capacidad a sus empresas clientes, de forma que el sistema de Alúa se convierte en un medio de fácil y rápido acceso de muchas operadoras sus clientes. Ese perfil comprende todas aquellas empresas cuya demanda de ancho de banda supere los dos Mbps. Una vez que el operador cliente marca a Alúa la empresa cliente, el carrier de carrier se encarga de llevarle la infraestructura.
El operador, que cuenta con la licencia C1, ofrece básicamente tres tipos de servicios conexiones E1 (dos Mbps), conexiones Ethernet para la interconexión de redes LAN y STM-1. Actualmente, según reconoce Francisco Ros, el 30 por ciento de los ingresos han de proceder de las conexiones E-1, el 50 de Ethernet y el resto de STM-1.
El presidente y CEO de la operadora espera, para finales del año 2002, disponer de unos ingresos de 1.660 millones de pesetas para conseguir un EBITDA positivo a mediados del año siguiente.
A la hora de valorar el mercado español, Francisco Ros señala que falta por llegar casa por casa y nosotros aportamos un modelo de red y de negocio totalmente complementario a los operadores. En su opinión, frente a otros competidores o las compañías que cuentan con licencia LMDS, su ventaja reside en la rapidez de despliegue, en una tecnología con garantías y en no recurrir al espectro radioeléctrico, por lo que no necesitan pagar por el uso de este recurso.
El nuevo operador de telecomunicaciones inalámbricas también contempla a los ISPs como potenciales clientes -de hecho, en su cartera ya hay uno de este tipo-, además de ofrecer tanto a los nuevos operadores LMDS, como DSL o los futuros UMTS, que podrían compartir de la red troncal de Alúa.
Alúa, que va a iniciar en breve una segunda ronda de financiación, cuenta entre sus accionistas con dos sociedades de capital riesgo estadounidenses -Crescendo Ventures y Enterprise Partners-, además de Caja Duero, Bell Capital y Laser2Net, tres empresas nacionales.