El ejercicio de 2010 ha pasado a mejor vida para el sector de las Tecnologías de la Información en su conjunto y para cada una de las empresas en particular. Si se echa la vista hacia atrás la herida que se abrió en su momento en 2009 parece que se ha ido cerrando, aunque permanecen puntos de sutura considerables que, si no han sido bien tratados, pueden volver a resquebrajarse en cualquier momento. El último año no será recordado como el del repunte o de la recuperación, ni mucho menos; sí quizás como el que marcó un punto de inflexión que desplazaba los nubarrones pasados para dejar paso a algunos claros que auguran horizontes más optimistas.
Sin menospreciar esta realidad, el negocio tecnológico puede considerarse que ha marcado una buena nota durante el pasado año estabilizando sus resultados. Así se debe interpretar después de que Forrester haya estimado un aumento del gasto TIC del 7%, considerando que crecerá en la región de EMEA en un 9% en 2011. La tendencia que adelanta la consultora se complementa con los datos que aporta Gartner, al vaticinar que la subida se producirá tanto en equipamiento de telecomunicación como en hardware, software o servicios -aunque en estos en menor medida-. En cualquier caso, tanto el reciente cierre de periodo fiscal como el que arranca denota una ‘alegría’ presupuestaria no percibida en meses previos. ¿Y en España?; según ya publicó Computing, se observa un incremento de los presupuestos que pueden estar por encima del 2%, que tal y como están las cosas no debe menospreciarse.
Otros datos que apuntalan lo previamente expuesto viene dado por los propios proveedores. Durante las últimas semanas se están haciendo eco de las óptimas cifras que han alcanzado en 2010, sean éstas de carácter internacional -en la mayor parte de los casos-, como si nos atenemos al mercado interno que más nos compete, como es el español. Algunas de ellas hablan de crecimientos en facturación y otras se refieren a beneficios; son indicadores que deben actuar de acicate para el sector en su conjunto, abrir nuevas vías de inversión y retomar otras que se han dejado olvidadas en el cajón. De hecho, habrá que pensar que no es momento de lamentos, sino de mostrar su compromiso con los diferentes agentes que formamos parte de este negocio, cuya labor es indispensable para reforzar el papel de las TIC en la sociedad y en el tejido empresarial español.