OPINIÓN

Trabajo pleno, productividad y salud, la clave



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Gestionar la atención permite no solo ser más productivos, sino también evitar el agotamiento emocional que suele acompañar a los entornos laborales exigentes

Publicado el 8 abr 2025

Ana Hernández Vázquez

CEO Quality Lives



Talento

En un mundo donde la velocidad y la exigencia marcan el ritmo de trabajo, mantener la productividad sin caer en la fatiga se ha convertido en un reto constante.

La mayoría de las personas asumimos que estar ocupadas significa ser eficientes, cuando en realidad, muchas veces esa sensación de urgencia solo dispersa la energía y merma la capacidad de atención.

Sin darnos cuenta, saltamos de tarea en tarea, respondemos correos mientras pensamos en la siguiente reunión y terminamos el día agotados, sin recordar en qué empleamos realmente nuestro tiempo.

El entrenamiento de la atención plena en el ámbito profesional no es tratar de hacer pausas eternas ni de perder el foco en la estrategia, sino de aprender a dirigir la energía mental hacia lo que realmente importa, reduciendo la dispersión y la fatiga innecesaria.

En lugar de dejarnos arrastrar por la inercia del día a día, podemos entrenar nuestra capacidad de estar presentes en cada tarea, con mayor claridad y control

En lugar de dejarnos arrastrar por la inercia del día a día, podemos entrenar nuestra capacidad de estar presentes en cada tarea, con mayor claridad y control.

No significa trabajar menos, sino trabajar con mayor conciencia sobre cómo gestionamos el tiempo y la energía.

Cuando el estrés se apodera del ritmo laboral, la reacción instintiva es intentar hacer más en menos tiempo, pero esa estrategia rara vez funciona.

El cerebro humano no está diseñado para el exceso de estímulos constantes, y cuanto más saturado está, menos eficiente se vuelve.

Gestionar la atención para ser más productivos.

La clave no está en añadir más horas de trabajo, sino en mejorar la calidad de la atención que dedicamos a cada tarea. Esto requiere entrenar la capacidad de notar cuándo estamos actuando en ‘piloto automático’ y aprender a recuperar la claridad mental sin necesidad de grandes pausas.

La regulación del estrés no implica evitar la presión, sino desarrollar recursos internos para afrontarla sin que nos sobrepase.

Muchas veces, el agotamiento no proviene de la cantidad de trabajo, sino del desgaste mental que generan las preocupaciones anticipadas, las interrupciones constantes y la sensación de falta de control.

Aprender a gestionar la atención nos permite no solo ser más productivos, sino también evitar el agotamiento emocional que suele acompañar a los entornos laborales exigentes.

La forma en la que dirigimos la atención a lo largo del día influye directamente en el rendimiento y en la sensación de control sobre las propias tareas

La concentración no es algo que simplemente aparece o desaparece, sino una habilidad que se puede entrenar.

Atención y rendimiento

La forma en la que dirigimos la atención a lo largo del día influye directamente en el rendimiento y en la sensación de control sobre las propias tareas.

Cuando trabajamos con una mente dispersa, el esfuerzo aumenta y los resultados tardan más en llegar. Por el contrario, cuando conseguimos estar realmente presentes en lo que hacemos, la carga mental disminuye y la productividad mejora de manera natural.

Quality Lives Ana Hernández

No se trata de eliminar la presión del entorno, sino de aprender a responder a ella sin perder el equilibrio. En un mundo donde la velocidad parece una exigencia constante, encontrar espacios de claridad mental es la mejor estrategia para mantener la efectividad sin sacrificar el bienestar.

La calidad del trabajo no depende solo del esfuerzo, sino de la capacidad de estar realmente presente en cada acción, sin que la mente salte sin control de un estímulo a otro.

El entrenamiento de la atención no es un lujo ni una moda pasajera, sino una herramienta clave para sostener el rendimiento a largo plazo.

En última instancia, no se trata de hacer más, sino de hacer mejor.

Y, para lograrlo, aprender a dirigir la atención con intención puede marcar la diferencia entre una jornada agotadora y un trabajo que realmente genere resultados sin poner en riesgo la salud mental.

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