Los mensajes de las compañías se parecen cada vez más entre sí. Si escuchamos la disertación de un directivo que aparezca ocultando su rostro en un pasamontañas y sin un logo distintivo de su compañía, apuesto algo a que resultaría casi imposible identificar la marca, siempre que no se dieran pistas evidentes, claro está. Preparemos un discurso macro para un directivo bisoño. Hay que hablar en primer lugar del cloud computing.
Te marcas unas pinceladas de la nube privada, tal y cual, la aderezas con algo de la nube pública, y quedas como dios cuando te decantas por la híbrida y trazas un bonito tirabuzón aludiendo a la federación cloud. Por supuesto, no puede faltar el concepto del pago por uso, el ahorro de costes, la reducción del gasto energético y la movilidad. En este punto, resulta crucial que nuestro director general virtual haga un apartado en torno al Bring Your Own Device, que debe pronunciar con rotundidad para mantener despejada a la audiencia. Y negar la mayor. No hay proveedor que se precie que no tenga en su portfolio, o lo vaya a integrar de inmediato, soluciones relacionadas con el Big Data, la consumerización o las smart cities.
Pero sobre todo, lo que me enternece es su pasión por el cliente, al que juran amor eterno y tarifas ventajosas para un idilio a largo plazo. El proveedor TIC ya no puede ser ese ‘marido’ del usuario que termina adocenado en el sofá. Quiere ser su amante galán dispuesto a ofrecerle un mundo de sensaciones, con un lenguaje persuasivo y palabras en mayúsculas que le hagan sentirse importante de cara al negocio.
Y pienso yo, si la tecnología cada vez va a ser más commodity, (sota, caballo, rey), y los mensajes son los mismos, ¿cómo se van a diferenciar las compañías? Quizá reteniendo el talento y ofreciendo calidad al mercado… Cielos, acabo de descubrir el Meditérraneo. Me urge visitar a mi psicoanalista.
