Mark Hurd no ha dejado de estar en boca de todos en las últimas semanas. Si en los primeros días de agosto en pleno proceso vacacional se confirmaba su salida de HPpor supuesta violación del código de conducta de la empresa, rápidamente volvía a acaparar la actualidad tras confirmarse su incorporación a Oracleen calidad de presidente. Su pacto de sangre con Larry Ellison no ha sentado nada bien a la cúpula de HP que ha puesto el grito en el cielo. La primera medida de esta última ha sido interponer una demanda contra Hurd al entender que su acuerdo con Oracle infringe un compromiso previo de confidencialidad, sobre todo pensando en que se incorpora a uno de los líderes tecnológicos y un competidor muy directo en muchos segmentos de mercado.
Conviene recordar que el acuerdo de Hurd con su ex compañía incluía un pacto de confidencialidad de dos años, lo cual invita a pensar que HP teme que aporte a Oracle conocimiento de su estrategia, ventajas y debilidades.
Ellison ha realizado una jugada interesante al contar con un directivo que ha estado durante varios años al frente de una de las firmas rivales; la experiencia de Hurd y el conocimiento que atesora le avalan. De hecho, puede decirse que el propio mercado ha aprobado esta operación ya que durante los primeros días tras el anuncio la cotización de Oracle en Wall Street aumentó en torno al siete por ciento. Larry Ellison, viendo esta respuesta, daba por buena la contratación de su amigo Hurd. Sin embargo, también tendrá que saber gestionar el nuevo frente abierto, de momento hostil, y lidiar con mano izquierda con la propia HP en esa relación de noviazgo tan especial que subyace desde hace unos años -es su principal partner-, al margen de la obvia competencia que también mantienen.
El vínculo entre estos dos colosos toma un nuevo rumbo con la incertidumbre de si finalmente Mark Hurd podrá definitivamente formar parte de Oracle. Ellison parece tener claro que será así. Acaba de indicar que las acciones que inicia HP tendrán efectos negativos sobre su relación, los usuarios conjuntos y los propios accionistas y empleados de ambas firmas.
Cabe reconocer que la decisión de Oracle es acertada. De la mano de Mark Hurd se hace con un directivo buen conocedor del mercado a la vez que supone un golpe de efecto para el sector en su totalidad, de los que tanto gustan a su fundador.
