En los últimos años se han elaborado en España diferentes ‘agendas estratégicas digitales’ orientadas a fomentar el desarrollo de la Sociedad de la Información y a maximizar el impacto de las políticas públicas en TIC. Estos planes detallan acciones en torno a Sanidad, Justicia y Educación. A mi juicio destaca la importancia que tienen las TIC en el pilar estratégico más importante: la Educación.
La aplicación de herramientas tecnológicas a los procesos de aprendizaje ha generado un nuevo modelo educativo conocido como e-learning, cuya implantación en España es ya una realidad en muchas escuelas, universidades y empresas. Además, suele ser complementario a la formación presencial generando un modelo de aprendizaje mixto.
Para que la educación virtual pueda extenderse a todos los ámbitos de la sociedad, las administraciones han realizado grandes esfuerzos en el fomento de elementos hard, como Internet de alta velocidad, ordenadores o pizarras digitales en las escuelas entre otros. Estos elementos son necesarios pero no suficientes para que se produzca una verdadera revolución en el ámbito educativo gracias a las TIC.
Esta revolución sólo será efectiva si además incluye elementos soft que ejerzan de catalizadores de los nuevos formatos de aprendizaje. En este sentido, estamos asistiendo a iniciativas como los MOOCs (Cursos Online Abiertos Masivos), OER (Recursos Educativos Abiertos) o nuevos modelos de generación, distribución, colaboración y aprendizaje. Entre estos elementos el principal eje vertebrador es el contenido.
En el panorama internacional podemos observar cómo se forjan nuevos modelos de negocio asociados a los contenidos digitales. Dos gigantes como Apple o Amazon están introduciendo con grandes descuentos sus tabletas digitales y lectores electrónicos en colegios americanos para incentivar su compra en este entorno. Adicionalmente, estas empresas facilitan a los colegios herramientas de control y configuración para administrar de manera centralizada un gran número de dispositivos en red. Así pueden enviar contenidos específicos, crear grupos o bloquear el acceso a ciertas páginas.
El adecuado uso de las TIC en la educación plantea ventajas como el ahorro de costes, la accesibilidad, la capacidad de elegir el ritmo de aprendizaje y otras características que las hacen muy atractivas y que además permiten alterar el actual paradigma del aprendizaje y los modelos de negocio relacionados.
La educación virtual está transformando los roles clásicos de profesores y alumnos. Los docentes, en su mayoría inmigrantes digitales, se encuentran con alumnos nativos digitales crecidos en la tecnología digital. Por ello, la capacitación en las TIC adquiere especial relevancia para el docente. El profesor se transforma en un guía que orienta a un alumno cada vez más proactivo.
Otra clave del nuevo modelo de aprendizaje es la distribución del conocimiento flexibilizando los roles tradicionales profesor-alumno ya que impartir conocimiento ha dejado de ser coto exclusivo del profesor. Las nuevas generaciones consideran el conocimiento como algo digno de compartir a través de diferentes canales (redes sociales, blogs, etc.), mientras que las antiguas lo consideran como algo que les otorga el poder.
Es de esperar que el uso intensivo de las TIC permita pasar de escuelas estandarizadas, donde los alumnos aprendían aquello que se les imponía, a un aprendizaje personalizado que incluya la gestión de sus aptitudes facilitando el florecimiento de su talento natural. Como dijo Albert Einstein, “no necesito saberlo todo. Tan sólo necesito saber dónde encontrar lo que me haga falta, cuando lo necesite”.
La crisis económica está trasladando a un segundo plano una crisis mucho más profunda: la falta de valores que se percibe en la sociedad y que sólo podremos paliar poniendo un absoluto foco en la educación. Todos los esfuerzos que se realicen en el ámbito de las TIC serán estériles sino están encaminados a disminuir el gran desajuste existente entre el sistema educativo y el productivo, y en el fomento de una educación basada en valores como el esfuerzo, el afán de superación y la responsabilidad.
