Desde la perspectiva de los sistemas corporativos, la ONCE cubre dos grandes áreas de actividad la administración y control de los servicios sociales que esta corporación de derecho público presta a sus más de 54.000 afiliados y, en segundo lugar, la gestión de todos los procesos que conlleva la venta del cupón pro ciegos, una de las loterías pasivas más tradicionales y entrañables del panorama del juego nacional.
En paralelo a estos dos grandes núcleos de desarrollo y explotación, la ONCE realiza un trabajo ingente para adaptar las herramientas informáticas más avanzadas a sus usuarios y afiliados que un ciego trabaje con Windows 98 o navegue por Internet son dos de los logros de la tifloinformática o, lo que es lo mismo, el desarrollo de dispositivos que permitan a los ciegos aprovechar al máximo los recursos más avanzados de las tecnologías de la información.
La configuración de sistemas para soportar todas estas actividades tiene sus orígenes en el año 1992, tras la puesta en marcha de un plan de sistemas que se orientó a la implantación de una arquitectura corporativa centralizada basada en dos ejes fundamentales un host IBM (actualmente sobre una plataforma CMOS OS/390), y un entorno de bases de datos y de desarrollo sobre las soluciones Adabas/Natural/Bolero de Software AG.
Pero la eclosión de las nuevas tecnologías y la demanda por parte de los usuarios de nuevas capacidades están llevando a los responsables de sistemas de la ONCE a diseñar nuevos escenarios tecnológicos de futuro un proceso que ya ha comenzado y que parece imparable.
Por otra parte, Internet abre todo un mundo de nuevas posibilidades que la ONCE habrá de adaptar a sus necesidades de negocio y para soportar las nuevas capacidades de intercambio de información con sus usuarios, afiliados, clientes y empresas colaboradoras. Esta evolución está implicando también una reingeniería de todos los procesos corporativos de negocio, que permita adaptar los actuales modelos en modo carácter al entorno gráfico propiciado por la web. Un trabajo que ya está en marcha.
Esta permanente evolución de los modelos de negocio y de los requerimientos tecnológicos tiene su contrapartida en la necesidad de la ONCE por subcontratar servicios de toda índole que la ayuden a mejorar el valor añadido de sus sistemas de información y los rendimientos de sus equipos. Desde hace cinco años, la Organización está moviéndose cada vez más por este terreno. Como afirma José María Cáceres, responsable del centro de la operación y explotación del centro de proceso de datos, la estrategia de la ONCE es similar a la de muchas otras empresas que persiguen flexibilizar y ajustar sus plantillas informáticas a las demandas tecnológicas. Un camino en el que intervienen variables tan diferentes como la disponibilidad de perfiles profesionales adecuados para proyectos innovadores o la urgencia en el plazo para la implantación de determinados proyectos. Si hace un lustro, todos los proyectos de la ONCE se realizaban con los propios medios corporativos, actualmente la relación entre personal externo e interno es de seis a cuatro.
Sin duda, en el fondo de la cuestión se encuentra un factor de abaratamiento de costes y de valor añadido, pero en todos los casos el outsourcing (en sus diferentes facetas) es entendido por la organización como el único medio viable para poder encarar el futuro dentro de unos parámetros de viabilidad tecnológica hemos dejado de ser una instalación típica de 8 de la mañana a tres de la tarde, para convertirnos en un servicio 7×24, gracias a las nuevas fórmulas como el cupón de fin de semana, lo que nos obliga a abrir las ventanas de servicio y optimizar la disponibilidad de nuestros sistemas, un proceso que exige la colaboración de socios tecnológicos en diferentes áreas.
A partir de esta necesidad, la ONCE tiene unos requerimientos distintivos de servicio por la propias características de sus usuarios, muchos de ellos invidentes. Una situación que obliga a los prestatarios a personalizar intensamente sus actividades. Como afirma Cáceres, cuando subcontratamos cualquier proyecto, no sólo tenemos en cuenta la experiencia y el conocimiento concreto de la empresa, sino su capacidad para interactuar con nuestros usuarios y la sensibilidad suficiente para entender que su minusvalía impone condicionantes. Esto nos lleva a elegir cuidadosamente a nuestros colaboradores externos y a plantear una estrategia de fidelización con ellos, sin menoscabo de unas condiciones contractuales ajustadas al mercado, lo que nos permite contar con un personal estable en el tiempo.
Una situación a la que se ha llegado con todas las empresas de servicios con las que trabaja la ONCE IBM, Compaq, Dell, Software AG, Microsoft, Level Data, Ibermática y Ariceta & Asociados.