El IV estudio de ‘Empleabilidad y Talento Digital 2021’ elaborado por la Fundación VASS y la Universidad Autónoma de Madrid advierte de la escasez de talento especializado, con solo 8.147 egresados universitarios en disciplinas informáticas para más de 14.000 empresas con procesos de contratación abiertos en estas especialidades.
José Ramón Seoane, director general de la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid, presentaba esta mañana el informe junto a Antonio Fernández Écker, subdirector general de Emprendimiento y Talento Digital del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital; Sara Álvarez Morales, Talent Acquisition Manager del Grupo Adecco; Virginia Lozano, jefa de incorporación de Talento en Telefónica; Pablo Trinidad, coautor del estudio y subdirector de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad de Sevilla, y el director de la Fundación VASS, Antonio Rueda, que señalaba como punto de partida que “España debería crear 1,3 millones de especialistas TIC para cubrir los objetivos marcados por la Comisión Europea de cara a 2030, pero con los ritmos actuales no llegaríamos a los 400.000 en ese tiempo”, añadiendo que “en estos tiempos de escasez de materiales para el sector de las TIC, no debemos olvidar que la materia prima esencial de la digitalización es el talento”.
Índice de temas
Absorción de talento en las universidades
Otro de los problemas que pone de relieve el estudio ‘Empleabilidad y Talento Digital 2021’ es la falta de capacidad de las universidades para hacer frente al déficit de talento digital. Desde el curso 2015-16, aproximadamente 27.031 jóvenes que solicitaron plaza en el grado de informática se quedaron fuera por la incapacidad de absorción del sistema universitario.
Por ello, gran parte de las incorporaciones técnicas procedentes de la universidad no vienen específicamente de ingeniería informática. Así, casi la mitad (48,5%) de estas contrataciones provienen de otras carreras, como telecomunicaciones, física, matemáticas u otras ramas de ingeniería. Según el informe, en 2021, unas 7.000 posiciones del sector de servicios TIC se quedaron sin cubrir por falta de competencias, aunque en las profesiones vinculadas a la informática, la tasa de paro apenas llega al 3%. Anualmente, el mercado ya contrata entre 35.000 y 40.000 ingenieros y técnicos digitales, pero con extrema dificultad.
Sin embargo, José Ramón Seoane, señalaba que la universidad si está preocupada por esta situación y se siente identificada con los problemas a los que se enfrentan las empresas. “Cada vez que un investigador nuestro realiza un proyecto de investigación nos convertimos en una pyme porque tenemos que contratar y rendir cuentas”, afirmaba el director de la fundación de la UAM, reconociendo por otro lado, que “el mercado se mueve mucho más rápido que la universidad y el gap de talento es una necesidad”.
Ante esa necesidad, desde la fundación de la UAM tratan de poner en contacto la universidad con las empresas trasladando dos tipos de conocimiento: uno tácito e implícito con resultados hacia la empresa y un conocimiento de formación. En estos momentos, según afirmaba Seoane, están desarrollando 186 cursos y una de als principales demandas está relacionada con el talento digital.
Escasez de personal cualificado y competencias básicas
A raíz de la pandemia, las empresas del sector de servicios TIC se han convertido en un motor de creación de empleo muy potente, particularmente en el ámbito de los servicios digitales. En los últimos cinco años, su facturación ha crecido un 22%, crecimiento en el que juega un papel muy significativo el subsector de servicios digitales, que ha visto como se ha incrementado su facturación un +9,7% en 2021.
El estudio de la Fundación VASS y la UAM también ha investigado las competencias clave que el mercado de las TIC busca para satisfacer una creciente demanda de digitalización, tanto las habilidades técnicas y conocimientos (‘hard skills’) como las habilidades conductuales (‘soft skills’).
En este sentido, las empresas TIC españolas valoran especialmente los conocimientos relacionados asociados al cloud computing, el desarrollo web front-end, el Big Data, las arquitecturas de microservicios y el control de las nuevas metodologías de trabajo. Respecto a las ‘soft skills’, los resultados del estudio de la Fundación VASS revelan que las cuatro competencias más importantes para las corporaciones en España son: la capacidad para la cooperación y el trabajo en equipo, la adaptación flexible al cambio y a las nuevas situaciones, la capacidad de aprendizaje y la responsabilidad y el sentido del deber.
Sin embargo, el estudio sigue reflejando una diferencia notable en el nivel que el mercado requiere para estas competencias y el que tienen los egresados universitarios una vez acaban sus estudios y se incorporan al mundo laboral. En este sentido, el Gap de Talento Digital marca una puntuación de 45 puntos sobre 100 (siendo 100 un nivel considerado óptimo por los departamentos técnicos de las compañías contratantes). Aunque la cifra baja ligeramente respecto a los 46,8 puntos registrados en 2020, y en consecuencia parece mejorar el déficit de talento, la magnitud de la brecha parece indicar que estamos ante un divorcio estructural entre lo que se enseña en la universidad y lo que las empresas necesitan. Especialmente en el ámbito de los conocimientos técnicos, donde la brecha alcanza los 50,9 puntos (sobre 100).
Las ‘soft skills’, por su parte, presentan una brecha menor, de 36,8 puntos. Los jóvenes ingenieros sí tienen un talento más perfilado en estas habilidades. Las empresas dedican una media de 105 horas a ajustar la formación de los recién incorporados, empleando casi 3.000 euros por persona contratada.
La incorporación de la mujer, una asignatura pendiente
La cuarta edición del estudio ‘Empleabilidad y Talento Digital 2021’ también ha querido poner el foco en la situación de las estudiantes de carreras informáticas, tanto en el proceso de formación como en la incorporación laboral. Así, el informe destaca que la brecha de género en el ámbito educativo de las TIC sigue estando muy presente, pues solo hay un 16% de estudiantes mujeres en las carreras de ingeniería informática, aunque ellas obtienen mejores ratios de desempeño que sus compañeros de aula.
Las cifras no son mejores en cuanto a la finalización de los estudios, pues solo uno de cada seis especialistas TIC y uno de cada tres graduados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas son mujeres. Estos datos representan una falta de vocaciones estructural, pues en etapas más tempranas de la educación los números son mucho más equilibrados. Y es que el 47% de los estudiantes españoles en las ramas de bachillerato de ciencia y tecnología son mujeres.
“Las cifras de empleabilidad y formación femeninas en las carreras de informática y STEM son ahora incluso peores de lo que eran hace 20 años. Mientras la mujer mantenga una representación manifiestamente insuficiente en el ámbito TIC, los objetivos de transformación digital de las empresas españolas seguirán comprometidos”, advierte el director de la Fundación VASS. Algo en lo que también ha coincidido Virginia Lozano, jefa de incorporación de Talento de Telefónica, quien ha añadido que “se trata de una cuestión de educación de toda la sociedad, de hacer ver que en las propias universidades hay muchas titulaciones que no son STEM, pero que cuentan con muchas mujeres y sirven para ayudar a la digitalización de las empresas”.
Por su parte, Antonio Fernández Écker, subdirector general de Emprendimiento y Talento Digital del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, ha señalado que “la de género es una de las brechas más importantes en el proceso de digitalización teniendo en cuenta que hablamos del 50% de la población. Y a ello se le suman otros retos como la brecha de la digitalización en la España vaciada o las desigualdades tecnológicas motivadas por la edad o el nivel económico”.
Pablo Trinidad, subdirector de Promoción y Estudiantes de la ETS de Ingeniería Informática de la Universidad de Sevilla, ha finalizado la presentación destacando que “desde el ámbito formativo es importante que trabajemos en nuestra imagen pública para que las mujeres y cualquier persona elija nuestras titulaciones en los mismos niveles de condiciones, sin tener en cuenta sesgo de género”.
Los factores extrasalariales, lo más valorado por los jóvenes para elegir un empleo
En un ambiente laboral donde la demanda de perfiles técnicos es mucho mayor que la oferta disponible, los jóvenes que se estrenan en este sector no priorizan el salario inicial a la hora de elegir entre un puesto de trabajo u otro. Según el informe ‘Empleabilidad y Talento Digital 2021’, los factores extrasalariales son más determinantes que el sueldo a la hora de elegir un empleo (aproximadamente un 51% de la decisión total), si bien el sueldo cobra más importancia que en la edición anterior.
La existencia de planes internos de formación resulta, en esta ocasión, la palanca motivacional mejor valorada por los jóvenes para elegir o no una empresa donde trabajar. Le siguen aspectos como: contar con un plan de carrera claro, la estabilidad profesional, la existencia de un contrato indefinido, el nivel salarial inicial y el horario flexible.
Estas nuevas demandas de los jóvenes son fruto de profundos cambios en la dinámica empresarial, enmarcada en una apuesta por el teletrabajo, que afecta al 80% de las tareas y se ha perfeccionado al punto de potenciar la productividad. “Sin embargo, esta situación también ha afectado a la identificación del trabajador con la empresa y ha impulsado, fuertemente, la rotación en las empresas españolas”, ha destacado Rueda, añadiendo que “la principal consecuencia es una competición por el ya escaso talento que se traslada a los costes, visibles en los propios salarios de incorporación de jóvenes, que han llegado a aumentar entre un 12% y un 16%”.
Todas estas disfunciones en la falta de personas y capacidades generan una pérdida de oportunidades de negocio directo (dejando aparte los efectos inducidos), que podría aproximarse en más de1.400 millones de euros anuales; con una merma asociada de recaudación fiscal superior a los 510 millones cada año.