Inmersos en la guerra de nuestra generación es complicado abstraerse, en cualquier foro, de la dificilísima situación a la que se enfrenta la humanidad. Me habría gustado empezar con otro tono, pero creo que no podemos y nunca podremos olvidar el escenario en derribo en el que nos encontramos. Y aunque por supuesto el espíritu de lucha es innato al ser humano, debemos ser realistas para salir de esta y responsables de no aumentar el ya enorme coste en vidas humanas que está suponiendo.
Si nos remitimos a los datos, la situación económica y geopolítica se presenta muy dura. Pero si nos centramos en nuestro propio país, la situación es aún más compleja; a finales del pasado año 2020 la Comisión Europea pronosticaba un desplome del PIB nacional del 12,4% para este año, una tasa de paro que alcanzará valores del 18% como consecuencia del cierre de más de 100.000 negocios, 800.000 personas en el paro y 750.000 en ERTE. Esta situación provocará que el 25% de las familias españolas no pueda llegar a pagar su hipoteca o alquiler.
Creemos estar en un sector ‘seguro y con futuro’, pero no debemos olvidar el alto riesgo de contagio en el que nos encontramos por la incertidumbre global. El mundo está hiperinterconectado y aunque tenemos la falsa sensación de pertenecer a la burbuja de un negocio no afectado por la crisis, el hundimiento de otros sectores generará un efecto dominó que podría llegar a impactarnos fuertemente. No debemos caer en el falso espejismo de sentirnos en el oasis de un desierto. Todos y de una forma decidida debemos pelear por sacar esta situación hacia delante porque de una forma u otra el bien de unos es el de todos.
Para ello las organizaciones deben, sí o sí, subirse al tren definitivo de la transformación digital, siendo una transformación profunda que produzca una metamorfosis y responda a las necesidades sociales de los últimos años y que la Covid-19 ha apuntillado. En este punto no quiero sumarme a la moda de hablar del concepto de ‘Transformación’ como si el gasto en proyectos digitales necesariamente fuera la solución de todos los males. Me preocupa sobremanera que los planes iniciados y comprometidos de subvenciones y financiaciones asociados a las líneas Covid puedan acabar siendo un ‘Plan E’ que se agote por el camino sin llegar a ningún resultado. Esto sin duda supondría dejar una hipoteca que nuestros hijos no podrán pagar. Debemos focalizarnos en desarrollar proyectos que incrementen la competitividad de nuestros clientes, esto es, producir más por menos, reducir los costes superfluos e incrementar su capacidad de competir en la exportación y en la prestación de servicios en un mundo global.
Empresas ágiles
Estoy persuadido de que necesitamos empresas ágiles, que respondan a las necesidades de los consumidores de una forma real y no impostada, que se alejen de los antiguos modelos de outsourcing tradicional que suelen parapetar la posibilidad de avanzar. Aprovechar, en definitiva, las ventajas que suponen nuevos modelos IT y que aportan mayor control de costes, flexibilidad, innovación, apuesta por la sostenibilidad del planeta y adaptabilidad en momentos de cambio.
Debemos focalizarnos en desarrollar proyectos que incrementen la competitividad de nuestros clientes, esto es, mejorar su capacidad de competir en la prestación de servicios en un mundo global
Virando hacia datos más positivos, este año ha supuesto un enorme salto para Enimbos, con nuestra integración en Accenture. Estamos convencidos de que esta transición se convertirá en una realidad exitosa muy pronto. Sentimos profunda admiración de nuestro nuevo hermano mayor y su foco hacia el cliente, el enorme conocimiento sectorial que demuestra nos ayudará a mejorar nuestra aproximación al mercado, su capacidad de innovación, su dimensión global y el respeto a las personas en toda su diversidad. Por supuesto agradecemos su cálida acogida a bordo.
Reto apasionante, sin duda, que encaramos desde el optimismo y el deseo de aportar lo mejor de nosotros mismos. Sabemos que la travesía tiene olas peligrosas debido a que la situación global es retadora, quizás demasiado, pero confiamos en que la ‘Armada Invencible’, como algún día definía a nuestro equipo en este mismo medio, saldrá airosa.
Confiamos también en ser capaces de aportar nuestra semilla porque creemos que las compañías pequeñas o enormes son personas, y que la tecnología alejada de la humanidad carece de sentido.