La adquisición de Nokia ha supuesto a Microsoft unas pérdidas de 7.600 millones de dólares. Así lo anunció ayer el gigante de Redmond. Y este descalabro en sus cuentas traerá como consecuencia el despido de 7.800 empleados de su división de móviles, operación que se llevará a cabo de forma escalonada durante los próximos meses. Estos despidos se suman a otros 18.000 que anunció la compañía el pasado año como parte del proceso de reestructuración emprendido por la compañía para intentar enjugar las onerosas pérdidas provocadas tras concluir el proceso de fusión con Nokia. Todavía no se conoce si estos despidos afectarán a la filial española, tal y como ha comentado a BSP la responsable de comunicación de dispositivos de movilidad en España.
Con esta medida, la multinacional pretende centrarse en la creación de dispositivos fabricados por la propia compañía y orientar su estrategia no a la venta de dispositivos, sino a crear un ecosistema con todos los productos y servicios que ya tienen (como un mismo sistema operativo para todos los dispositivos, por ejemplo).
Además, Microsoft focalizará sus esfuerzos en un número limitado de terminales que englobará en tres áreas: negocios, bajo coste y premium o alta gama. Un catálogo “más reducido y que mantenga las posibilidades a largo plazo en el área de movilidad”, reza el comunicado.
Recordemos que Windows Phone tiene una cuota de mercado muy pequeña y son Apple y Google quienes dominan el mercado de dispositivos móviles.
Microsoft promete dar más detalles sobre esta decisión con la publicación de sus resultados correspondientes al cuarto trimestre y del total del año, que tendrá lugar el 21 de julio.
