Dentro de la industria TIC, los integradores y consultores constituyen los principales agentes de la implementación de proyectos tecnológicos, aunque en muchas ocasiones parecen ocupar un segundo plano ante el protagonismo de fabricantes y desarrolladores de software. Desde Ametic tienen claro que “el integrador es una figura clave dentro del proceso de transformación digital de todas aquellas empresas que buscan en su proveedor de tecnologías un organizador que le implante una solución completa y lista para funcionar a la medida de sus necesidades específicas, entre las que se deben tener en cuenta un sinfín de consideraciones como lo son el segmento de actividad y su situación en la cadena de valor, la tipología y los canales de relación con clientes y proveedores, la ubicación geográfica, el modelo de negocio, etc”.
Existen distintos modelos de distribución de tecnologías, lo que hace que en algunos casos la figura del integrador comparta ciertas funciones y su delimitación no esté muy marcada con respecto al consultor o al proveedor en general. “El integrador reúne los distintos componentes tecnológicos y añade su valor incorporando capas de servicios según las necesidades de cada caso”, puntualizan fuentes de la patronal TIC.
En todo este proceso, el integrador garantiza que el conjunto instalado es la solución más apropiada
Entre estas capas de servicio puede estar la de la consultoría tecnológica, en cuanto al análisis de dichas necesidades y de la solución que mejor se ajuste en base a la oferta del mercado. Lo que siempre está entre las funciones del integrador es el suministro y la instalación en sí, llegando incluso hasta su puesta en funcionamiento. En todo este proceso, el integrador garantiza que el conjunto instalado es la solución más apropiada.