La adquisición de la firma portuguesa Noesia ha catapultado a Altia al mercado internacional y a un nivel de facturación de 130 millones de euros. Su fundador se muestra optimista por los resultados cosechados durante este año tan complicado y espera obtener más rendimiento de sus principales mercados, España y Portugal.
¿Podemos hablar de una nueva Altia, tras pasar un periodo de catarsis durante la pandemia?
T. F.: Ha habido una aceleración de proyectos y de la transformación digital. Al final, todos hemos cambiado. Nuestro cambio ha sido porque ha coincidido la pandemia con nuestra integración con Noesis. Hemos unido oferta y aumentado la cartera de clientes y territorios. Ahora somos una compañía de 1.200 personas con presencia directa en siete países (España, Portugal, Chile, Brasil, Irlanda, Holanda y EEUU) y en tales circunstancias ha sido un desafío importante. Tenemos 20 localizaciones en total, y este año no nos planteamos abrir oficinas en países donde no estamos, sino tratar de profundizar en aquellos donde tenemos presencia.
¿Qué resultados registró Altia el pasado ejercicio?
T. F.: Nosotros cerramos con 130 millones de euros de facturación, desde los 70 millones que veníamos. El 54% corresponde a España, el 23% a Portugal, el 20% al resto de Europa y el 3% a otros mercados. Es cierto que los beneficios no crecieron, se mantuvieron en valor absoluto, pero bajamos en rentabilidad debido a que no hicimos ERTE y seguimos toda la plantilla, y los proyectos en los sectores más afectados por el covid se resintieron (léase hostelería, automoción…). Creemos que 2021 va a ser un año bueno. Vamos a crecer en los dos mercados principales, España y Portugal.
Un reciente informe de la AEC asegura que las licitaciones en consultoría y servicios TI crecieron un 20% en España durante 2020. ¿Cómo valora este dato?
T. F.: Si se refiere a las licitaciones públicas, la AAPP mantuvo un ritmo que se va a ver impulsado con los fondos de Next Generation. Se avecinan tiempos de activación de proyectos, al menos hay una cartera muy amplia. Otra cosa es cuántos de esos proyectos van a recibir dinero o van a tener posibilidad de financiarse.
¿Piensa que estos fondos europeos van a ser un pelotazo para la consultoría TI?
T. F.: Un pelotazo, no. Creo que es una oportunidad importante para activar muchas iniciativas. Falta que se aterrice dónde acaban cayendo. Llevamos siete meses hablando de Next Generation y falta por materializarse cómo impactará en la economía. Una línea tiene que ver con la digitalización y eso tendrá su efecto en nuestro sector. Todo el mundo tiene clara la importancia de la digitalización, aunque históricamente España no ha sido capaz de ejecutar todo el dinero que le ha asignado la UE. España es el segundo país que más dinero tiene asignado, después de Italia.
La Xunta Gallega es un cliente estratégico para Altia… ¿Siguen con proyectos nuevos o avanzando en los habituales?
T. F.: En Galicia, la Xunta (concretamente la AMTEGA) es un cliente histórico del sector público e Inditex es su equivalente para el sector privado. En la Xunta, estamos en casi todas las áreas, con mayor o menor intensidad: Empleo, Sanidad, Licitación Electrónica, IGAPE, etc., con proyectos de analítica avanzada de datos, inteligencia artificial…
¿Las consultoras siguen lidiando con la escasez de profesionales cualificados?
T. F.: Desde 1994, que nacimos, es el momento que más hay que pelear por el talento. Por otro lado, hay un elemento de distorsión en el mercado laboral, precisamente por el teletrabajo. El mercado laboral se ha globalizado y compites por talento tuyo con una tecnológica de Italia, por ejemplo.
¿La identificación de Altia con sus raíces gallegas no es un inconveniente frente a la estrategia de dirigirse a un mercado internacional?
T. F.: Nosotros nos definimos como globales. Yo soy de donde estoy. Nuestro objetivo pasa por estar en todos los territorios de la geografía nacional. En Galicia tenemos una cuota de mercado repartida con otros proveedores TI, por lo que no es fácil crecer. Un dato importante ha sido el arranque en Cataluña, precisamente durante la pandemia. Nos están yendo bien las cosas, nos hemos homologado en la Generalitat, suscrito contratos importantes con el Gobierno de Andorra y con la Universitat Oberta de Catalunya. Este año vamos a facturar dos millones de euros sin apenas estructura. Estamos pensando en adquirir una empresa local para impulsar nuestra presencia. También estamos en el País Vasco, pensamos abrir oficina en Baleares, Canarias y Andalucía. Nuestro despliegue en España es total, también en Portugal (Oporto, Coímbra, Lisboa, Proença-a-Nova). También tenemos un plan para Estados Unidos donde hasta ahora hemos prestado servicios en formato off shore, con la producción desde Iberia.
“Altia no forma parte de ningún cártel de empresas”
En relación con la sanción a varias consultoras por la CNMC por competencia desleal con multas por un total de 5,87 millones de euros, y que salpicó a Altia, sancionada con el pago de 30.000, acusada de formar parte de un cártel, Tino Fernández alega lo siguiente: “Respetamos a la CNMC y la labor que desempeña, además son nuestros clientes. Creo, en nuestro caso, que están equivocados. Vamos a recurrirlo a la Audiencia Nacional, no tanto por el importe sino porque nosotros no formamos parte alguna de un cártel ni de ninguna red”. Según relata el directivo: “Simplemente se trata de un hecho. Había una propuesta para acompañar una oferta, en este caso de Deloitte, que no lo hicimos. Fuimos a competir para ganarles e hicimos una mejor oferta que la suya”. El directivo es de la opinión que todas estas irregularidades (las llamadas ofertas de cobertura, por la cual una empresa presenta su oferta sin ninguna intención de ganarla para beneficiar a un tercero) tiene su origen en los propios clientes. “Se utilizan para contratos de menor cuantía, que no requieren licitación, y los mismos clientes son los que marcan las reglas de juego. Si por ejemplo un cliente quiere contratarte un despliegue porque está conven[1]cido de ello, te pide que busques dos ofertas de cobertura porque al final el cliente tiene que contar con tres opciones”. Y, en este caso, los clientes han salido libres, mientras que las empresas implicadas erróneamente cargan con la mancha de su prestigio.