“El factor personal hoy es fundamental. Observamos que directivos de los más variados sectores y tipos de personalidad tienen hoy muy en cuenta, dentro de su situación laboral, el tiempo que disponible para dedicar a su familia, para sus hobbies o para actualizarse”. Con estas palabras, Roberto Haig, analista de la consultora Leadmans, ha explicado los fuertes cambios que están empezando a producirse en el ámbito directivo en España. Y es que cada vez se está mirando más el modelo europeo, donde el equilibrio entre la vida personal y profesional es cada vez más prioritario.
La continua evolución que ha ido marcando las diferentes necesidades del mercado, ha provocado que se haya pasado desde la tradicional necesidad de contar con beneficios sociales que antiguamente eran privilegios (como coche de empresa, dietas o seguro médico) hacia, en el año 2000, conseguir las deseadas acciones que siguen permaneciendo sobre todo en el ámbito multinacional, pero sin la fuerza y el peso que llegaron a tener. Ahora, la situación ha cambiado radicalmente, ya que la principal motivación de un directivo se encuentra no tanto en la cantidad retributiva, sino en el plus que conlleva un componente personal importante.
Este equilibrio entre lo profesional y personal ha estado apareciendo invariablemente en todas las negociaciones llevadas a cabo por Leadmans en los últimos años, orientadas tanto al cambio profesional como a la gestión del liderazgo dentro de las organizaciones.
Resulta especialmente importante la posibilidad de adquirir por parte del o la directiva de unas mayores responsabilidades en la atención a los hijos, como llevarlos o recogerlos del colegio, el teletrabajo en caso de enfermedad de los mismos, etc. Esta situación propicia un fuerte cambio cultural que está estrechando el cerco entre los máximos responsables de las compañías españolas en comparación con sus homólogos europeos.
