Intel ha anunciado que los beneficios obtenidos en el tercer trimestre han caído un 77 por ciento, debido a las pérdidas derivadas de las adquisiciones y a una disminución del 25 por ciento en los ingresos.
El fabricante de chips ha registrado un beneficio neto antes de costes relacionados con adquisiciones que asciende a 655 millones de dólares en comparación con los 2.890 millones registrados hace un año. Respecto a las ventas, éstas cayeron un 25 por ciento, situándose en 6.550 millones de dólares desde los 8.730 millones obtenidos en el mismo periodo del año anterior.
En este sentido, los pronósticos para la compañía, que establecían un rango de beneficios de entre 8 y 11 centavos por acción y ventas de 6.800 millones de dólares, según la consultora Thomson Financial/First Call, se verán modificados.
Intel, que se ha visto afectada por la debilidad de la demanda durante este año, así como por la presión competitiva de su rival AMD, ha anunciado que espera que las ventas durante el cuarto trimestre de 2001 alcancen los 6.200 millones de dólares, lo que sugiere que las anteriores estimaciones de los analistas deben ser reducidas.
Las buenas noticias son que Intel ha alcanzado las cifras que todo el mundo esperaba, por lo que estos resultados no son un desastre, ha señalado el analista de la firma SG Cowen, Drew Peck, que aclara las malas noticias son que las previsiones para el cuarto trimestre sugieren que las cosas todavía están deteriorándose.
Por su parte, Craig R. Barrett, presidente del directorio y ejecutivo de la empresa, señaló respecto a los resultados de su compañía Intel tuvo un tercer trimestre sólido en un contexto turbulento, con aumento en los ingresos y la venta de microprocesadores con respecto al segundo trimestre.
Incluidos costes de adquisiciones, el beneficio neto de la compañía se ha caído un 25 por ciento hasta los 106 millones de dólares frente a los 2.510 millones mismo trimestre del año anterior.
En lo que se refiere los pronósticos para el cuarto trimestre, éstos han provocado la confusión entre los analistas, ya que los ejecutivos de la compañía apuntan, por ejemplo, que no habían observado ningún cambio real en los negocios después del ataque terrorista del pasado 11 de septiembre.
