La RFID cambia radicalmente las prácticas de negocio

Ivette Fuentes, asistente de investigación del e-business Center PwC&IESE.

Publicado el 23 Jun 2006

El sistema de identificación de productos y objetos por radiofrecuencia se encuentra en su fase inicial. En la actualidad comienza a implantarse en las empresas pero al final de esta década millones de productos utilizarán esta tecnología disruptiva, que está llamada a revolucionar toda la cadena de valor, desde la fabricación a la distribución.

El uso de nuevas tecnologías y la generación de innovaciones son fundamentales para impulsar la competitividad empresarial. En consecuencia, la mayoría de empresas no suele discutir la necesidad de mejorar sus productos y servicios con algunas de las tres fórmulas clásicas de innovación: la innovación discontinua, la incremental, y la de arquitectura. La primera fórmula, la innovación discontinua, se basa en mejoras radicales que pueden alterar profundamente la competitividad, como ocurre con la banca on line, los nuevos métodos de seguridad en el automóvil, como el airbag, o la tecnología Wi-Fi.

La segunda, la innovación incremental, consiste en una serie de pequeñas mejoras de las operaciones y de los productos. Un buen ejemplo de aplicación de esta categoría se encuentra en los teléfonos móviles, con modelos cada vez más sofisticados.

La tercera fórmula, la innovación de arquitectura, se basa en modificar un elemento clave del negocio. Pertenecen a esta categoría el refinamiento de los procesos de inventario de Wal-Mart o la logística de Dell, por ejemplo.

Sin embargo, existe una cuarta fórmula, la de la innovación disruptiva. Se diferencia de las anteriores en que, inicialmente, presenta un grado menor de eficiencia, así que muchas empresas se preguntan por qué deberían adoptarla.

La respuesta la dio Clayton Christensen, quién acuñó el término tecnología disruptiva en 1987. A su juicio, las empresas que ingresan en un mercado con soluciones disruptivas, relativamente simples y directas, pueden acabar desplazando a compañías poderosas, incluso a los líderes de un determinado segmento de mercado.

Así ocurrió con estos rotundos ejemplos de tecnología disruptiva que fueron en su momento los ordenadores portátiles, la fotografía digital, el CD o el formato MP3.
Estas innovaciones no proporcionaban de inmediato a los usuarios un grado óptimo de eficiencia en la satisfacción de sus necesidades. En realidad, esta satisfacción se iría alcanzando progresivamente, a medida que se enriquecía la curva de experiencia de los fabricantes pioneros.

Esta circunstancia se repite ahora en el caso del sistema de identificación de productos y objetos por radiofrecuencia. Esta tecnología de trazabilidad, más conocida por sus siglas RFID, ofrece claras ventajas a las empresas ya que reduce el tiempo de los procesos de recepción, mejora la calidad de los envíos en el transporte y disminuye los costes totales de almacenamiento.

RFID es una tecnología disruptiva en la medida que exige modificar los procesos de recopilación de datos existentes en las empresas y de identificación en la cadena logística de la propia empresa y de sus proveedores y clientes. Al sustituir el proceso manual de la captura de datos por etiquetas RFID, los lectores automáticos captan por medio de señales de radio el código y la información del producto. Esto permite una circulación más rápida y sin interrupciones de las mercancías, mejorando además la exactitud y maleabilidad de la gestión corporativa.

Hay que tener en cuenta que al igual que sucede con cualquier otro cambio revolucionario, la migración de la tecnología de código de barras a RFID deberá atravesar una fase de coexistencia con sistemas interoperables. Así que hay que asegurar que todos los proveedores implicados pueden garantizar el equipamiento e integración necesarios. Pero antes habrá que analizar previamente si la utilización de RFID aumentará o no la competitividad de la empresa en el segmento del mercado en el que se encuentra y si se alinea o no con su estrategia de negocio. Y es que la razón última para instalar un sistema RFID no es otra que la mejora de los procesos y servicios de las empresas. Si no fuera así sería preferible buscar la mejora de la competitividad con fórmulas de innovación no disruptivas.

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Redacción Computing

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