Para poder competir con éxito en el nuevo mercado hace falta una inversión en capital humano. Cuidar las bases de la propia empresa consiguiendo personas que se identifiquen con las metas de la compañía y se comprometan con la estrategia de negocio. La falta de una cultura empresarial acorde con el cambio necesario puede ser un obstáculo difícil de superar, y en este escenario el aprendizaje se configura como la base del desarrollo y el cambio.
Las personas son el recurso más valioso de la empresa. Toda organización debería tener una estrategia de personal que atraiga y retenga a los mejores empleados logrando lo mejor de cada uno. El aprendizaje es parte integral del proceso necesario que las organizaciones deben experimentar continuamente para lograr el éxito duradero.
Cuando se han de tomar las decisiones, las personas abiertas al aprendizaje son mucho más flexibles y efectivas. El proceso de aprendizaje en la empresa representa una importante ayuda y ha de ser considerado por sus responsables como una inversión. Los programas de aprendizaje y formación proporcionan técnicas, inspiran métodos y también crean una actitud positiva hacia el desarrollo y el cambio.
La base fundamental de la organización del futuro es que está formada por personas capaces de aprender individualmente y en grupo. En este sentido, el aprendizaje es, no sólo ampliar los conocimientos, sino también utilizar adecuadamente lo que se sabe para producir los resultados deseados. Si queremos llevar a nuestra organización hacia el éxito debemos aprender a anticiparnos al cambio y trabajar para facilitarlo en vez de resistirlo.
La organización abierta al aprendizaje es capaz de hacer que un grupo de personas funcione como un todo. Los objetivos de la empresa se convierten también en los objetivos de cada uno de sus empleados y el éxito es el logro de todos. Por el contrario, cuando una compañía no realiza el trabajo en equipo el resultado es el caos, la desorganización y la desaparición.
La parte más importante de la adaptación al cambio y del éxito futuro de la empresa la tienen las personas. Potenciar las habilidades y los conocimientos de los empleados aumenta la productividad y crea un ambiente de trabajo con valores compartidos y una comunicación interna efectiva.
Cuando en la empresa se comparte la misma visión y se involucra a los empleados en el éxito obtenido, éstos aprenden, no por obligación, sino por deseo. El aprendizaje individual tiene una especial importancia para la constitución de equipos de trabajo eficaces. Cuando estamos abiertos a nuevos conceptos, los equipos se convierten en un microcosmos de la empresa; los nuevos conocimientos se llevan a la práctica con mayor facilidad y pueden comunicarse a otras personas y grupos. Cuando la empresa se convierte en un equipo, sus miembros aprenden más profundamente, generan valor añadido y crecen personalmente a mayor velocidad.
Toda persona y toda empresa pueden alcanzar el éxito, aceptar los desafíos del mercado, actuar en los momentos cruciales y aprovechar eficazmente sus oportunidades. Algunas personas parecen capaces de controlar sus vidas y llegar hasta donde quieren estar, sin embargo hay otras que no saben aprovechar el momento y adaptarse al cambio. Esta diferencia no es más que la predisposición que tiene la persona o la empresa para realizar el esfuerzo de su evolución.
La organización abierta al aprendizaje tiene el poder de modificar su conducta para que funcione en un sistema más amplio. La habilidad de la organización para vincular sus esfuerzos de aprendizaje con su visión y estrategia general es lo que determinará que las inversiones realizadas en aprendizaje no sean una perdida de tiempo, sino una inversión productiva.
