Me inquietan las palabras que tratan de ocultar las verdades, aunque me inquieta más la verdad que no sabremos, que intuimos y que siempre estamos rondando, pero sin esa certificación notarial que aportan los datos verificados. Viene esta frase lapidaria a cuento de que últimamente las empresas no facilitan datos concretos, solo facilitan porcentajes. Y claro, qué es un tanto por ciento de algo que resulta incierto.
Especialmente, me resulta descorazonador el concepto ‘dos dígitos’. Los directivos se despachan con la usual frase “creceremos dos dígitos”, dando por entendido de que se trata de un hecho irrefutable, de que la compañía va como un tiro, viento en popa a toda vela. Un dogma de fe, por el cual los periodistas nos tendríamos que acoger dando por zanjada una realidad que no siempre es tal, aunque a veces tenemos la suerte de poder visitar el registro mercantil y contrastar datos, que en ocasiones son obsoletos o están disfrazados.
Pero luego las noticias desmienten las palabras. Las reestructuraciones y los recortes de plantilla se suceden y hasta las grandes multinacionales del sector TIC sufren los rigores de la optimización de los recursos en pro de los bienamados accionistas, señores supremos del bienestar corporativo.
¿Cuál es el juego entonces? O las empresas no crecen tanto como dicen, escudándose en que no pueden facilitar datos corporativos, o si dicen la verdad, chocan frontalmente con el crecimiento medio de los segmentos de mercado. No digo que mientan, no tendría sentido que lo hicieran porque al final la mentira les golpearía con un efecto boomerang. Pero creo que en este sector se abusa de las frases hechas, lo cual vacía de contenido los mensajes. En fin, con esto de los dígitos, ahora entiendo que estemos en plena ‘era digital’.