A lo largo de 2002 el BI se ha convertido en una de las pocas aplicaciones de software que ha mantenido un interés sostenido de compra y la tendencia continuará a lo largo del año que empieza, como se refleja en un reciente estudio de Forrester Research, según el cual el 44 por ciento de las empresas contempla la compra de software BI en 2003.
El trabajo revela que en el entorno actual las compañía confían en las herramientas BI para entender y reducir los costes, segmentar y fidelizar a los clientes, y analizar y racionalizar su base de proveedores. Sin embargo, el estudio también muestra que son muchas las empresas que están infrautilizando estas herramientas debido a que han instalado demasiadas versiones diferentes en demasiados lugares distintos.
El 80 por ciento de las compañías entrevistadas por Forrester indica que en la actualidad cuentan con múltiples herramientas BI, pero también consideran prioritario consolidar sus inversiones con el objetivo de recortar costes. Estamos utilizando Cognos, OutlookSoft, Business Objects y Crystal Decisions; hemos dejado que cada departamento realice su propio trabajo y ahora nos encontramos con problemas, se señala desde una firma fabricante de componentes. Y es que si el fin último de las herramientas BI es aportar sentido a las montañas de datos que generan las múltiples aplicaciones empresariales, la interacción de los clientes vía web y los datos financieros, en demasiadas ocasiones este objetivo no se alcanza porque los repositorios de datos proporcionan volúmenes y no un contexto de negocio, las aplicaciones BI optimizan las funciones y no los procesos, las herramientas producen números y no una visión, y la realización de informes se repite pero los procesos de toma de decisiones permanecen sin definir.
En este sentido, la consultora considera que las empresas deben situar sus inversiones en BI en un entorno al que denomina Business Velocity Management (BVM), lo que significa la conjunción de una serie de indicadores fundamentales que permiten detectar y gestionar la dirección y la velocidad del negocio. Es decir, mirar más arriba, implementando estas herramientas en el contexto de la gestión del rendimiento del negocio.