No creo que ocurra lo mismo con este 2016 que de primeras planas no ha estado manco precisamente. Alguien ha dicho que en este año hemos perdido la inocencia. Primero fue el triunfo de brexit contra todos los pronósticos europeístas bienpensantes. Después, la campanada de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU. Y todo redondeado con la muerte oficial de Fidel Castro, dando el carpetazo definitivo al siglo XX. En el mundo hay señales alarmantes sobre dónde está el camino del progreso y si hay alguien capacitado para dirigir el planeta hacia la prosperidad general. España no hay ido a la zaga en esta incertidumbre que de pronto se ha instalado entre nosotros cuando parecía que el túnel de la crisis tocaba a su fin. Tantos meses con Gobierno en funciones y la complicada gestación de un nuevo ejecutivo ha dejado maltrecha la confianza de la gente en los representantes políticos y de si están capacitados para manejar el timón.
En lo tocante al sector de las TI, comentar la frustración de muchos proveedores que han sufrido en sus narices el portazo de los proyectos de la AAPP. Los CIO públicos se muestran muy pesimistas en torno a la calidad de las licitaciones -el precio sigue siendo el principal argumento de elección frente a la calidad- y por la falta de una política clara en torno a la transformación digital del Estado. Estamos huérfanos de un liderazgo en todos los frentes. La propia Ametic está sumida en una crisis de poder y va a tener que resurgir de sus cenizas en las nuevas elecciones de enero. Una pregunta que muchos se hacen es si con el nuevo gobierno, se activarán los proyectos y el sector empezará de nuevo a carburar. Algunos tienen las esperanzas puestas en el flamante Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, como punto de partida para el reconocimiento que las tecnologías se merecen.
En cualquier caso, ¡Feliz 2017 a todos!