Dos terceras partes de consumidores en el mundo hace uso de productos o servicios fintech, un porcentaje que alcanza el 70% en el caso de España, según refleja un estudio de Capgemini. La misma fuente revela que uno de cada dos españoles recomendaría a sus amigos y familiares su proveedor fintech (51%), mientras que solo un 30% recomendaría a su banco.
Por otra parte, aunque el 96% de los directivos de la banca tradicional coincide en que el sector evoluciona hacia un ecosistema digital, en el que las fintech desempeñan un papel mucho más importante, solo el 13% reconoce que ha lanzado las iniciativas necesarias para competir con estos nuevos actores.
Esta lentitud de reflejos también la denuncia Gartner; los bancos se enfrentan a una intensa presión para aumentar la eficiencia y reducir los costes al tiempo que deben ofrecer servicios digitales de próxima generación. Sin embargo, los proveedores de aplicaciones tradicionales han tardado en responder a las nuevas necesidades. La consultora predice que a finales de 2019, el 25% de los bancos minoristas utilizará proveedores startups para reemplazar los sistemas legacy en línea y sistemas de banca móvil. El asunto es más serio de lo que parece. Las entidades financieras tradicionales creen que este fenómeno podría poner en riesgo casi el 25% de su negocio actual en los próximos cinco años (dato facilitado por PwC). La banca retail, los medios de pago y la gestión de activos son los servicios que se van a transformar de una forma más radical en los próximos cinco años.