La administración, sin aire

El sector tecnológico se ha sustentado en los ejercicios más recientes en la actividad derivada de la empresa privada y muchos han sido los partners que han visto cómo su cuenta de resultados se veía seriamente afectada por la pasividad de la administración pública, un sector que ha recortado salvajemente sus proyectos y presupuestos. Todos esperábamos que, una vez asentado el nuevo gobierno durante la segunda mitad de 2016, los visos de recuperación asomaran y el cambio de tendencia fuera un hecho. Las dudas han persistido y hemos visto cómo en el pasado año el crecimiento de licitaciones y adjudicaciones no llegaba al 1%. Pero han sido las entidades locales las únicas con tendencia al alza toda vez que, al hablar solo de las adjudicaciones, la AGE experimentaba una bajada por encima del 24%, lo que explica la pesadumbre que envuelve los procesos de contratación. La tendencia no tiende al optimismo, más que eso, la administración necesita con urgencia una bombona de oxígeno que le permita respirar y protagonizar procesos de transformación durante este 2017. No será así lamentablemente y habrá que aguardar a los próximos presupuestos para poder vislumbrar si se produce un cambio de tendencia ya de cara al próximo año. Contamos con un Ministerio de Agenda Digital que aún no sabemos para qué sirve, a la espera de que ejecute alguna acción digna de consideración que estimule la modernización: “estamos viendo que no es más que un instrumento de marketing”, según me declara con decepción un directivo TIC de un organismo público. Más de lo mismo y es que no hay forma de que nuestros políticos se tomen esto de la digitalización en serio.