Ha empezado a concretarse el programa de reestructuración y eficiencia que el presidente y CEO de Intel, Paul Otellini, presentó el pasado abril después de varios trimestres decepcionantes. El fabricante de procesadores anunció ayer que despedirá a un millar de managers a escala global, es decir, que reducirá en un uno por ciento su actual plantilla mundial de cercana a 100.000 empleados.
Con la medida Intel busca flexibilizar su estructura, mejorar sus capacidades de comunicación y toma de decisiones, sin olvidar la natural reducción de costes. “Esta medida es importante porque ataca un problema clave que hemos detectado en nuestro análisis de eficiencia: lentitud e ineficiencia en la toma de decisiones como resultado, en parte, de demasiados niveles de dirección”, ha explicado Otellini.
Este reajuste, que afectará a las distintas divisiones de la empresa, no será la única decisión de este cariz que tomará el fabricante de microprocesadores. Los analistas estiman que la compañía prevé eliminar entre 10.000 y 15.000 empleos y anticipan que la compañía anunciará más recortes coincidiendo con la comunicación de sus resultados el próximo 19 de julio.