Muchos parámetros contables de Intel en el segundo trimestre del año cayeron, pero la sensación que dejó la compañía fue buena porque se situó por encima de las expectativas de los analistas. El gigante de los procesadores reportó en el segundo trimestre de este año unos ingresos de 16.500 millones de dólares, un 3% menos que en el mismo periodo de 2018 y 900 millones más que lo previsto en abril. El beneficio operativo se situó en 4.600 millones de dólares, un 12% menos, mientras que el beneficio neto alcanzó los 4.200 millones, lo que supuso un 17% de caída.
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La guerra comercial eleva las ventas de chips para PC
Por negocios, esta vez el de los chips para PC se comportó mejor que el del centro de datos, cuando lo habitual en los últimos años es que pase lo contrario. La unidad “PC-centric” facturó un 1% más, hasta los 8.800 millones de dólares. Este repunte fue achacado por Intel a la mayor participación en el mix de producto de los chips de alto rendimiento, la mejora de la demanda por parte de las empresas y el acopio de producto por parte de los fabricantes ante una posible subida de tarifas aduaneras consecuencia de la guerra comercial.
Cae en negocio del centro de datos
Mientras tanto, el negocio global de Intel en torno al centro de datos, y que recoge sus ventas de soluciones para IoT o de memorias, cedió un 7%. Por líneas de producto, el comportamiento fue muy dispar. El de los procesadores para CPD (sobre todo Xeon) cayó un 10%, mientras que el de IoT subió un 12%. En este ámbito, se mantuvo la demanda por parte de los proveedores de servicios, pero cayó un 31% la proveniente de las grandes empresas y del sector público. Para todo el año, las previsiones que ha dado Intel pasan por hacer una facturación de 69.500 millones de dólares y alcanzar un margen operativo del 30%.
