Huelga general (¿) y tecnología

Se anuncia, convocada por las agrupaciones sindicales preponderantes, una huelga general en España, que, -y así se ha manifestado por los líderes de las mismas- pretende paralizar el país.

Publicado el 27 Sep 2010

Desde mi percepción de la realidad social y económica actual, que tiene mucho que ver con el uso y la penetración de las Tecnologías de la Información y Las Comunicaciones (TIC); tal empeño es, al margen de otras consideraciones, imposible y extemporáneo.

Para empezar, en un mundo cada vez más globalizado, ¿cómo puede hablarse de huelga general en una parte minúscula de él? ¿O es que se pretende que paralice, ese día, toda actividad con o desde España, cualquier persona en cualquier sitio?
Hoy las TIC, sus precedentes y derivados: Internet, movilidad, proceso cooperativo, dialogo entre máquinas, robótica…; hacen cada vez mas automáticos (sin intervención humana) infinidad de procesos y operaciones que parece difícil, salvo sabotaje, que se declaren en huelga.
Además, infinidad de trabajadores pueden realizar su cometido, total o parcialmente, de forma ‘desubicada’, incluso desde sus propios domicilios. Es ridículo el empeño de contar como huelguistas a los que ese día decidan por razones diversas (por ejemplo evitar piquetes), trabajar, realizar operaciones bancarias o comprar, desde sus casas; o a los que ya lo hacen habitualmente. La llamada a la huelga a los abuelos, es en este sentido un chiste, que solo refleja un profundo desconocimiento por parte de los convocantes del mundo laboral actual (y por supuesto del mundo de los abuelos).
Esta huelga está planteada sobre esquemas anacrónicos, contemporáneos de la revolución industrial, y su desarrollo hasta principios del siglo XX; es decir, algo anticuados a mi entender. Es como convocar hoy día una huelga del transporte, prohibiendo la circulación de carretas tiradas por bueyes. Estas están muy bien para ir de pintoresca romería, pero no condicionan en absoluto la realidad de cómo hoy se desplazan personas y mercancías, salvo que se utilicen para obstruir las vías; pero eso no sería huelga en el sentido de derecho a no trabajar, sino sabotaje y coerción, que ahí está el peligro.
A mi juicio las organizaciones sindicales, con criterios más modernos que los que exhiben, harían muy bien en ayudar a eliminar las trabas, tanto prácticas como jurídicas y fiscales que aún frenan la expansión de las nuevas tecnologías en el mundo laboral, y específicamente en el teletrabajo. Ello, sí redundaría decisivamente en el aumento general del empleo y en la flexibilidad del mercado laboral; que supongo deberían ser objetivos prioritarios de estas organizaciones. ¿O no?

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Redacción Computing

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