Los tiempos en los que nos encontramos muestran una convivencia entre los modelos de trabajo presenciales y en remoto. Varios países de todo el mundo ya ofrecen visas especiales para ‘nómadas digitales’, que legalizan el status de ‘trabajador en movimiento’ y un informe de Microsoft puso de manifiesto que el 73% de los empleados demandan opciones de trabajo remoto flexible para mantenerse en su puesto de trabajo. En este contexto marcado por una creciente demanda de movilidad, disponer de la tecnología adecuada en el lugar adecuado se ha convertido en requisito indispensable para que los trabajadores puedan afrontar el trabajo diario con garantías.
En este sentido, el alquiler tecnológico se está presentando como un aliado para que las empresas y organizaciones puedan asegurar que sus equipos están convenientemente equipados con la tecnología que necesitan para su día a día. En primer lugar, simplifican la logística y gestión del parque tecnológico. El arrendador se encarga de proveer, reparar o sustituir los dispositivos de los empleados, permitiendo que la empresa se olvide de esta engorrosa tarea. Además, permite también ciclos de actualización y renovación más rápidos, los empleados podrán contar con el material más puntero del mercado durante el tiempo que necesiten.
Asimismo, a nivel de costes también ofrece grandes ventajas a las empresas. Por un lado, reduce considerablemente la cantidad inicial necesaria para hacerse con los equipos. Al mismo tiempo, la cuota de alquiler que se paga cada mes por cada dispositivo se contabiliza como un gasto, convirtiendo así gastos de capital tradicionalmente asociados a la compra de tecnología en gastos operativos. Cuando pensamos en crear una empresa, de cualquier tamaño, uno de los gastos más importantes es el de infraestructura tecnológica. Y se cataloga como un gasto de capital debido a que, con el tiempo, los equipos adquiridos se desactualizan y se van convirtiendo en obsoletos. Esto obliga a que siempre esté presente la obligación de cambiarlos. Debido a distintos términos financieros, el pensar en tener todos los equipos necesarios actualizados se vuelve algo complicado. Por lo que, el renting tecnológico se convierte en una opción bastante atractiva.
La actual situación de inestabilidad económica que estamos atravesando es otro de los factores que hace especialmente interesante el alquiler de tecnología frente a otros modelos. Junto con el ahorro o reducción de costes, la flexibilidad que el renting ofrece en comparación a otras formas de adquisición dota a las empresas de una mayor libertad y capacidad de adaptación ante cambios e imprevistos.
De igual forma que hemos normalizado el alquiler de otros servicios (pagando una cuota mensual por disfrutar de servicios de streaming, por ejemplo) por su claros beneficios y conveniencia, las empresas pueden encontrar grandes oportunidades en el renting tecnológico para ganar en agilidad y competitividad en sus negocios.
Las formas de consumir están cambiando a pasos agigantados también en el segmento profesional. A medida que el mundo demanda formas de consuno más sostenibles y alineadas con las demandas y expectativas del mundo de hoy en día, el alquiler de tecnología fomenta la economía circular y permite aprovechar al máximo el ciclo de vida de los productos tecnológicos, reduciendo los residuos electrónicos y promoviendo nuevas filosofías basadas en el acceso frente a la propiedad en un mercado en imparable crecimiento como es el de la electrónica de consumo.