Vivimos un tiempo en el que cualquier persona, en cualquier situación, puede tener una idea con la que provocar una transformación profunda de aquello que hasta ese momento parecía inalterable. Las nuevas tecnologías digitales incrementan ese potencial al mismo ritmo que disminuyen el coste, lo que permite que esas ideas transformadoras se puedan materializar a mayor velocidad. El transporte, el retail, la banca… todos los sectores de actividad se están viendo afectados por este fenómeno, que les obliga sin remedio a innovar si quieren mejorar su competitividad ante el poder disruptivo de los nuevos negocios.
Combinar con éxito estas nuevas tecnologías es la clave para lograr modelos de negocio diferenciales. Pero exige también abrazar con valentía nuevos modelos empresariales, como el de los ecosistemas, para fomentar la colaboración entre organizaciones de distintas ramas de actividad y la cooperación simultánea con fabricantes, integradores tecnológicos, startups, universidades e instituciones públicas. Esta combinación nos va a proporcionar la fórmula ideal para abordar con éxito esos proyectos innovadores tan necesarios, una receta que debe incluir el aprendizaje continuo y la capacidad de compartir el riesgo inherente a la disrupción.
Con estos nuevos paradigmas, innovar ya no es una acción individual, sino que requiere de un fuerte compromiso común. Y en este sentido, a las empresas españolas aún nos queda un importante camino por recorrer: España en su conjunto ocupa el puesto 29 (de 127) en el Global Innovation Index 2019. Las empresas e instituciones de nuestro país debemos reforzar aún más nuestra apuesta por la innovación para no quedarnos descolgados de las principales economías mundiales.
Para innovar en los procesos y modelos de negocio hay que haberlo hecho primero en la base tecnológica en la que estos se soportan
Para innovar en los procesos y modelos de negocio hay que haberlo hecho primero en la base tecnológica en la que estos se soportan. Adaptar las arquitecturas existentes es un primer paso necesario, al que debe seguir la evolución de estas hacia plataformas de última generación, plenamente abiertas y modulares. Estas plataformas tecnológicas se deben construir por combinación de los mejores componentes o ‘building blocks’ disponibles, los que más se ajusten en cada momento al objetivo de conseguir el máximo valor para el negocio. Es importante también que resuelvan la casuística concreta de cada mercado de actividad. Y por supuesto, con las características necesarias para escalar con la flexibilidad y velocidad que demandan los clientes de esta nueva era digital.
Visión integradora
La recomendación para lidiar con este desafío es contar con un socio tecnológico de garantía, que ponga orden dentro del ecosistema y dé coherencia a las iniciativas de evolución digital desde una visión integral e integradora. Porque es clave garantizar el equilibrio entre apuestas más disruptivas y otras de carácter más incremental en esa innovación. Como también es esencial que la organización sepa canalizar la innovación propia y la de terceros, desde el entendimiento de las circunstancias concretas de cada negocio, para conseguir así verdadero impacto en la sociedad.
Todo ello orientado a transformar sustancialmente la relación de nuestras empresas con sus clientes y de las Administraciones Públicas con sus ciudadanos, otorgándoles una libertad y una flexibilidad en la interacción sin precedentes. También para mejorar profundamente la actividad de los profesionales, a los que se debe dotar de las capacidades que pongan en valor sus destrezas digitales, tan necesarias en las organizaciones actuales.
El integrador TIC puede y debe desempeñar un papel protagonista en estos nuevos ecosistemas por ser el mejor posicionado para prescribir las mejores tecnologías y metodologías habilitadoras de los nuevos modelos. Y posibilitar con ello que las empresas e instituciones públicas de nuestro país afronten los diferentes desafíos que tienen por delante en materia de hiperconectividad (5G, IoT, edge computing), seguridad y gestión de los datos (ciberseguridad, blockchain), personalización y nuevo poder del usuario (IA, identidad digital, design thinking) o agilidad (Agile, DevOps) para incorporarse definitivamente a la cabeza de las economías líderes en innovación.