Durante estos días ha vuelto a debatirse el Proyecto de Ley destinado a implantar algunas de las reformas organizativas que se recogen en el informe CORA (Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas), creado en 2012 y con un plan completo de propuestas presentado en junio de 2013. Las buenas intenciones sugeridas para la reforma tecnológica de las administraciones contaron con el beneplácito de la mayor parte de agentes implicados: proveedores, asociaciones, funcionarios TIC… o al menos las voces discordantes dieron la callada por respuesta. Los parabienes fueron unánimes al valorarse las virtudes de un programa que, entre otras muchas acciones, incluía la creación del CIO de la AGE -con la designación de Domingo Molina-, y medidas encaminadas a clarificar y fomentar las iniciativas tecnológicas y ligadas al desarrollo de la Sociedad de la Información. Pero la Administración tiene sus propios ritmos y estos no parece que vayan a mudar. Los meses han ido transcurriendo y ya bien adentrado 2014 nos encontramos todavía con un boceto previo a falta de ejecutar que se está demorando más tiempo del previsto. Un ejemplo es la creación de la Agencia TIC como organismo destinado a consolidar y desarrollar servicios horizontales para prestar servicios comunes a toda la Administración; contempla la consolidación de infraestructuras, servicios y compras. Los puntos a seguir se han marcado, pero se echa en falta un ‘marco temporal’ que materialice los diferentes proyectos. Todo ello da a entender que quizás desde la AAPP no se apoya como se debiera al sector TIC; se marca el objetivo de ahorrar unos 6.500 millones de euros, centralizar contratos, independizar los servicios TIC, pero ¿se tienen los medios adecuados y la libertad de ejecución que se debiera?, ¿cuenta el CIO con la estructura y presupuestos TIC necesarios? Demasiados interrogantes para que se dé por óptimo el camino a seguir propuesto. Quiero subrayar un comentario oportuno del economista Miguel María Latasa -cuyo artículo al completo recogemos en este número-, quien destaca que “de las cuestiones anunciadas a nivel general en CORA algunas sí han llegado a producirse, como la supresión de numerosos organismos caducos o redundantes, clara necesidad pues, buenos propósitos, nuevas estructuras… sin embargo, seguimos esperando la ‘hoja de ruta’ prometida por el nuevo CIO”.
CORA sigue su ruta
Los puntos a seguir se han marcado, pero se echa en falta un ‘marco temporal’ que materialice los diferentes proyectos.
Publicado el 21 Abr 2014
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