La carestía de profesionales especializados en TI es una problemática conocida frente a la que la incorporación de las mujeres en este sector en pleno crecimiento se señala como una solución adecuada no sólo a la mencionada situación sino a la desigualdad que aún caracteriza el panorama laboral. Pero ante un movimiento que se señala como muy favorable la disminución del número de mujeres que ingresan en las escuelas y carreras técnicas se erige como un nuevo obstáculo.
En una mesa redonda organizada por el Instituto Francés de Telecomunicaciones el pasado febrero se subrayaba el bajo número de efectivos femeninos en las escuelas de ingeniería con una media del 15 por promoción.
En España la situación tampoco es muy favorable, según los datos de que dispone la Universidad Politécnica de Madrid la cifra de mujeres matriculadas en carreras técnicas ha disminuido considerablemente con respecto a 1995, mientras entre 1996 y 1998 se produjo un relativo crecimiento.
Además las mujeres que realizan estudios de ingeniería se dirigen mayormente hacia los sectores agroalimentario y químico, de manera que es un hecho que las mujeres son poco numerosas en el segmento técnico de las firmas tecnológicas, a penas un tercio de los efectivos en opinión de los expertos, y no así en los ámbitos de la comunicación y el marketing de dichas empresas.
Mientras algunos señalan que no existe ningún sectarismo en el sector, es suficiente pasearse por alguno de los grandes eventos especializados de este ámbito para darse cuenta de la realidad.
Carly Fiorina, CEO de HP es figura de excepción y aunque en España, según datos de el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, el 31 por ciento de las empresas está dirigido por ejecutivas españolas, pocas de estas firmas se sitúan en el ámbito de las TI y todavía persisten bastiones especialmente masculinos como la industria, las altas finanzas y las entidades públicas, que aún se sienten poco abiertos a la hora de aceptar la entrada de mujeres en rangos con elevado nivel de responsabilidad.
Casos como el de Helena Férnandez, directora de la filial española de la multinacional británica Sage, no son frecuentes. A pesar de que el personal de la filial de Sage es mixto al 50 por ciento, son sólo tres las mujeres que ocupan cargos eminentemente técnicos y ninguna de ellas dispone de una titulación técnica. Fernández opina que las instituciones gubernamentales y las empresas están haciendo muy poco ante esta situación y que frente a esta problemática es necesario desmitificar el tema, asumir que las mujeres, que cuentan con una importante capacidad analítica, están tan preparadas como los hombres para abordar el lado más técnico de la tecnología.
Por iniciativa de la Comisaria de Empleo y Asuntos Sociales, Anna Diamantopolou, el pasado 6 de septiembre la Comisión Europea aprobó un completo programa de directrices y recomendaciones dirigido a acelerar la reforma de los mercados de trabajo de la UE, algunas de las cuales se dirigen a solucionar las problemáticas en relación a la igualdad entre hombres y mujeres.
Todavía existe un marcado desequilibrio entre las tasas de empleo de hombres y mujeres en el interior de la UE siendo España, Grecia, Italia e Irlanda países con una diferencia superior a los 20 puntos porcentuales. Del mismo modo persisten las diferencias salariales, que según Eurostat son del orden de un 25 por ciento en los países europeos, representado el sueldo medio de las mujeres el 83 por ciento de los hombres, como reflejan los datos de la Comisión. España y Grecia vuelven a llevarse la palma en este punto.
Alcanzar en 2001 una tasa de empleo general del 70 por ciento y superior al 60 por ciento para las mujeres es el objetivo de las directrices en las que se hace referencia, entre otras cosas, a la identificación y combate de la discriminación por motivos de sexo y al desarrollo de políticas de igualdad de oportunidades.
La adopción de compromisos concretos para el desarrollo de estrategias de aprendizaje permanente que contemplen la formación continua es una de las recomendaciones a destacar en la que, considerando su potencial, las TI tienen un importante papel que jugar, no sólo para facilitar la puesta en marcha de iniciativas avanzadas de formación sino también para acoger una gran parte de los efectivos laborales.
En este sentido Pilar del Castillo, ministra de Educación, Cultura y Deporte, señala que la mejora de la formación profesional y la colaboración en la más alta cualificación de nuestros profesionales constituyen objetivos irrenunciables de este Ministerio y destacó la proyección de la iniciativa Aula Mentor en la que la incorporación de las nuevas tecnologías ha jugado un papel determinante. Funcionando desde 1992 y articulado alrededor de una red de aulas de acceso público a Internet, el programa ha acogido hasta el momento a 18.000 alumnos.
Merece mención también la iniciativa eEuropa de la Comisión que pretende que todos los ciudadanos europeos dominen las TI y desempeñen un rol activo en una sociedad basada en el conocimiento. Iniciativa que se espera disponga de la potencialidad necesaria para acercar las nuevas tecnologías al colectivo femenino.
Conseguir atraer a las mujeres al mundo de las Tecnologías de la Información no es un problema que sólo afecte los países europeos, en EEUU las compañías de este ámbito también afrontan el reto ya que a día de hoy en el país norteamericano las mujeres sólo representan un 20 por ciento del total de la fuerza de trabajo del sector.
Este fenómeno podría agravarse si se tienen en cuenta los resultados de una investigación realizada por la Asociación Americana de Mujeres Universitarias (AAUW) que apunta que el número de mujeres que estudian TI tanto en escuelas como en institutos está descendiendo. La cifra de graduadas en ciencias informáticas ha pasado de representar un 37 a un 28 por ciento entre 1984 y 1999.
Con el objetivo de conseguir atraer a las mujeres al mundo de las TI, el mismo informe prescribe un mayor desarrollo de software recreacional específicamente dirigido al sexo femenino así como la puesta en marcha de programas formativos en materia tecnológica complementarios a los tradicionales.