La empresa tecnológica andaluza Arión Grupo, controlada por los empresarios Juan Manuel Rufino Rus y Fernando Pontijas Calderón, ha salido del concurso de acreedores voluntario y, tras elevar un 35% las ventas del grupo (cifradas en 8 millones de euros) y un 23% el EBITDA en los últimos doce meses, prevé volver a beneficios este año. La empresa ha conseguido volver a una senda consolidada de crecimiento gracias a un plan de viabilidad iniciado en 2012 a través del que ha posicionado su negocio en nuevos mercados internacionales, como Asia o Latinoamérica, ha desarrollado una nueva estructura empresarial soportada sobre su red de partners y ha acometido un salto tecnológico que lo ha llevado a la generación de nuevos modelos de negocio en el mercado de Software de Gestión Empresarial (ERP).
Según su presidente, Juan Manuel Rufino Rus, Arión Grupo “ha salido reforzada del proceso concursal con una sólida cartera de clientes y nuevas redes internacionales”. Una de las claves de la recuperación de la empresa ha sido el salto tecnológico abordado gracias a la apuesta por la tecnología cloud (o en la nube), que le ha permitido desarrollar un nuevo modelo de negocio en torno a su software propio de gestión empresarial BAS-ERP. Así, ha transformado su producto en una plataforma de servicios en la nube más versátil.
Gracias a su plan de viabilidad, Arión Grupo ha desarrollado una nueva forma de producir y de vender que le ha permitido mantener su cartera de clientes y volver a crecer.
Desde el momento de la presentación voluntaria del concurso de acreedores en 2012, Arión Grupo inició un proceso de reestructuración para afrontar con garantías el plan de viabilidad y de crecimiento de la compañía para los próximos años. Dicho proceso se ha soportado en sus clientes, un proceso de expansión internacional, la consolidación de su negocio en el mercado nacional, su red de partners y en diversificar su modelo de negocio.
Arión Grupo presentó voluntariamente el concurso de acreedores en septiembre de 2012, con la voluntad de salvar una difícil situación financiera motivada por la crisis económica internacional y que afectó gravemente a dos de sus pilares de negocio como eran el sector de la construcción y la Administración Pública, que representaban casi el 65% de su facturación.
