Jesús Banegas, presidente de Aniel (Asociación Nacional de Industrias Electrónicas y de Telecomunicaciones), lanzó un abanico de críticas a la gestión realizada por el ministerio de Ciencia y Tecnología en el discurso de clausura de la Asamblea de Aniel 2001 al incidir en la necesidad de poner en práctica una serie de iniciativas que fomenten el desarrollo del sector.
Banegas afirmó que la fiscalidad en vigor que pesa sobre este segmento industrial colocan a éste en una posición extremadamente difícil y concretó que la tributación total para el periodo 1999-2003 sería de más un billón de pesetas, es decir de más de un cinco por ciento de las ventas y un 76 por ciento superior a la previsión de los beneficios.
El presidente de Aniel también reiteró la necesidad de reorientar la política pública de innovación hacia nuevos horizontes con iniciativas como una dotación presupuestaria equivalente a la media de la Unión Europea, una política de compras públicas orientada a la innovación nacional o una legislación específica para incentivar que el capital riesgo se vincule a la innovación tecnológica de una manera más real.
En referencia a la polémica sobre el despliegue de antenas para servicios móviles, Banegas apuntó que, en materia medioambiental, es necesario que el Gobierno actúe a la mayor brevedad para tranquilizar a la opinión pública mediante la implantación de normas, mientras que con respecto al mercado de la telefonía fija señaló que, debido a una regulación parcialmente inadecuada y sometida a políticas de precios mal calculadas, se ha desarrollado insuficiente y desequilibradamente.
Por su parte, Anna Birulés, ministra de Ciencia y Tecnología, reconoció ciertos desequilibrios al señalar que aunque estamos en la línea adecuada, esto no quiere decir que no tengamos que atender nuestras debilidades en un inmediato futuro y que también es cierto que hay mucho camino por recorrer.
Además, la ministra recordó, en clara referencia a los recientes anuncios sobre el cierre y venta de determinadas fábricas en España, que las decisiones estratégicas deben realizarse de una manera gradual destacando la importancia de capacidad de fabricación propia e incluso apuntando la necesidad de exigir seriedad empresarial.
