Andrés Bande, presidente y CEO de Flag Telecom

Andrés Bande llegó a Flag Telecom en 1998 con la misión de situarlo a la cabeza del reducido grupo de carriers que disponen de redes transoceánicas. Ahora su principal reto es saber plasmar la transición de la capacidad a los servicios.

Publicado el 16 May 2001

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Los grandes carriers están construyendo redes de larga distancia a marchas forzadas, ¿no tendrán que arrepentirse muchos de ellos?

Se han construido redes a nivel parcial pero no hay redes globales integradas como la nuestra o la Global Crossing y creo que la estrategia es contar con redes propias interconectadas y controladas desde un solo centro operativo. Una red global de fibra óptica de unos 10.000 kilómetros está costando entre 7.000 y 8.000 millones de dólares.

Muchos analistas consideran que la oferta está superando a la demanda y operadoras como GTS -ahora Ebone- o Interoute, por ejemplo, han tenido que afrontar cambios estratégicos.

El problema de estas empresas tiene que ver con la falta de atractivo de construir redes terrestres, cuya economía y dinámica es complemente distinta a las submarinas. No van a poder hacer utilidades importantes a no ser que ofrezcan servicios más sofisticados porque en capacidad no van a realizar muchos ingresos debido a que los precios terrestres en Europa están por los suelos. Nuestras redes son submarinas y terrestres (90 y 10 por ciento respectivamente) y nuestra visión es distinta ya que en las redes submarinas hay todavía mayor margen de ganancias que en las terrestres en capacidad pura.

Quiere decir esto que el segmento de carriers transoceánicos se mantendrá a salvo de la quema.

Creo que no habrá mucha reestructuración. De hecho, sólo hay cuatro proveedores globales, de los que dos están avanzados (Global Crossing y Flag Telecom) y dos más retrasados (TyCom y 360networks) y creo que de los cuatro se caerá uno.

¿Quién podría ser el defenestrado?

360networks, porque tienen una valoración bursátil de 1,5 dólares, ha revisado sus previsiones de ingresos dos veces este año hasta rebajarlas en un 50 por ciento y creo que tienen problemas serios de mercado y financiación.

Y a nivel de los operadores mundiales, ¿se confirmará la gran reestructuración del sector?

En carriers habrá una consolidación mucho mayor. De los 10 grandes, podría haber una consolidación de cinco o seis, creo que a ese nivel podría haber una reestructuración donde desaparezcan tres o cuatro, principalmente a través de fusiones, si el mercado continúa tan difícil desde el punto de vista bursátil.
¿Tanto se ha notado la caída de la Bolsa?

Ha tenido una repercusión muy violenta desde el punto de vista de la demanda de los usuarios y además, nos está afectando porque podríamos estar comprando ahora mismo compañías de servicios pero como sólo tenemos una capitalización bursátil de 1.000 millones. Nuestro poder adquisitivo es mucho menor.

Y con estas perspectivas, ¿cuáles son las claves para sobrevivir?

No hay receta, pero el 50 por ciento es instinto, no hay que dejarse llevar por estudios de mercado o proyecciones optimistas, por ejemplo, si te dicen que este mercado va a crecer un 500 por ciento divide por tres. Hay que enfocarse en lo que son realmente ganancias, tener cuidado, buen instinto con el cliente y no prometer lo que uno no puede cumplir. Eso ha sido la principal consecuencia de que el Nasdaq se fuera abajo porque las bases del mercado ahora aparecen ligadas a ganancias y no a crecimientos. Hay un cambio de mentalidad fuerte.

¿Habrá también cambio de mentalidad en Flag Telecom?

Los carriers -por encima de ISPs y mercado corporativo- son nuestros principales clientes porque la venta de capacidad adicional supone entre el 70 y el 80 por ciento y la parte de servicios tiene un desarrollo un poco más lento. La idea es facturar 40 por ciento en lo que no sea capacidad en aproximadamente dos años y, más tarde, en el año 2004, el 60 por ciento porque si no nos puede ir muy mal. Todo ello dentro de un plan para migrar la red a IP en los próximos dos años, de forma que a mediados de 2002 tengamos unos 100.000 kilómetros de red IP interconectados que cubran 25 puntos en las principales capitales del mundo.

Pero este tipo de procesos lleva su tiempo.

Tenemos unos recursos y alcance limitado. Además, eso significa una labor de mercadeo intensa y difícil y queremos manejar la empresa con un coste bajo. Debemos de tener cuidado en no tratar de hacer lo mismo que los carriers tradicionales, que tienen la ventaja de tener una masa crítica de empleados y tecnología. Nosotros sólo somos 350 personas con una red que cuesta casi 8.000 millones de dólares y transformar esta cultura en una cultura total de servicios toma tiempo. Será a mediados del próximo año.
Con unos precios de capacidad en clara tendencia descendente, ¿de dónde saca Flag Telecom sus fondos económicos para construir una red y afrontar ese cambio de estrategia?

Flag dispone de mucha plata que recaudó cuando salió a los mercados, recaudando hasta 1.200 millones de dólares, de modo que tenemos bastante recursos financieros. Además, hemos realizado la preventa de mucha fibra a grandes carriers. Cuando construimos el sistema de red transatlántico prevendimos 800 millones de dólares y en este nuevo sistema [una red virtual realizada conjuntamente con Verizon que se va extender por entre 15 a 20 ciudades] conseguimos la mitad.

Con este descenso de precios, ¿se convertirá el ancho de banda en una commodity?

Bueno, a mí no me conviene decir que sí. Muchos creen que será así, pero hay otros que tienen grandes dudas porque el problema es que las redes de telecomunicaciones necesitan un mantenimiento operativo muy costoso, además de mantenimiento regulatorio. No es como vender petróleo o energía eléctrica y hay muchas dudas sobre la posibilidad de comoditizar este mercado de la misma forma que se comoditizan otras materias primas. El problema no es que no haya demanda, sino que hay demasiada capacidad.

Y eso que hablamos de un mercado en el que cualquier competidor puede ser a la vez cliente y viceversa.

Francamente, en este sector a nadie le importa nada, si alguien necesita fibra, te la compra, y si el día de mañana tú vas a competir por los mismos clientes, es igual. El mercado se mueve mucho por la demanda diaria. Es un mercado amoral, no es un mercado todavía comoditizado, pero si te vas con un competidor a nadie le importa, no tiene relevancia.

¿Y veremos cómo los contratos de capacidad y fibra oscura -actualmente entre 15 y 20 años- tendrán menor duración?

Veremos contratos de menor duración, definitivamente.

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Redacción Computing

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